El análisis de los lectores

Cvmr521Hace 5 años16

Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
10
Infaltable
Jugué Metroid Prime por primera vez con 12 años y ya entonces me dio la sensación de que estaba ante una obra maestra de la que seguramente no estaba entendiendo ni la mitad. Percibía una especie de grandeza en el juego y no acertaba a entender en qué consistía. No era el videojuego que más me divertía pero lo habría salvado antes que muchos otros a los que probablemente eché más horas. No tenía apenas historia y lo habría preferido a muchos otros que me tenían mucho más enganchado. Jugarlo me suponía una especie de esfuerzo de voluntad, pero me dejaba más satisfecho que otros juegos que se dejaban jugar mucho más fácilmente. Y es que todo en este juego ejercía una especie de fascinación inexplicable.

Años después, con el doble de edad que entonces, aún conservo muy nítido el recuerdo emocional del Metroid Prime. Puedo evocar perfectamente la sensación que me transmitía y que no acertaba a explicar entonces: era la soledad. Yo era Samus en medio de un mundo hostil y desconocido, absolutamente indiferente a mi destino. Una sensación muy particular que no he vuelto a encontrar en ningún juego. No me hacía sentir incómodo, ni me causaba miedo. El juego transmitía la misma determinación de Samus: ella estaba sola en Tallon IV, nadie estaba allí para salvarla ni preocuparse por ella, y ella tenía sus propios objetivos. Y ante este hecho, actuaba.

El juego parecía no hacer esfuerzos activos en transmitir dicha sensación, lo hacía de manera muy silenciosa, casi sin quererlo, como si nadie reparase en ello. Pero tan poderosa era la sensación que transmitía que años después la recuerdo sin esfuerzo. La soledad, como un hecho; la determinación, como una actitud; la indiferencia, en lugar de un aliado.

Por supuesto, ni que decir tiene que las prestaciones técnicas del juego eran sublimes: siempre me pareció que era un prodigio haber metido tanta jugabilidad en un solo mando y que funcionase de manera tan intuitiva una vez te acostumbrabas, sin que uno pudiera imaginar otra forma posible de haber implementado los controles; el sonido, de la poca música electrónica que valoro, muy acorde con el tono del juego y a la vez enganchante, con varias composiciones para la posteridad; y de los gráficos ni merece la pena decir nada, a la vista están. El diseño del planeta es espectacular, también el de los jefes. Todo es fácil de recordar, todo tiene personalidad. Y, subyacente a este conjunto de características sobresalientes, ese tono tan particular que he descrito antes y que lo ubican como un videojuego incomparable.

Un juego único que no me hace dudar lo más mínimo para darle el 10, y personalmente mi preferido de la trilogía.