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New Dinasty | Saga, rol privado, lo que sea.

Theory458Hace 1 año112


[color=#217320][b]— Oh...hola chicos.[/b][/color][i] — dice con voz agotada el hechicero anciano[/i]


Evelyn se acercó tranquila y le puso la mano sobre el hombro. [b][color=#FF942F]— ¿Cómo te encuentras hoy?[/color][/b] [i]— le pregunta con una pequeña sonrisa.
[/i]

[color=#217320][b]— B-bien... jeje...[/b][/color][i] — sonrie ligeramente. Posteriormente, gira la mirada hacia los otros individuos que se encontraban junto a Evelyn. [/i][color=#217320][b]— S-Supongo que con tus amigos ¿no?.[/b][/color]


[b][color=#FF942F]— Mas o menos.[/b][/color]

El hechicero dió la mano a cada uno. Dante, estaba tenso por lo que les había hecho Evelyn. Pero se contenía por respeto hacia el señor. Aparte, era muy adorable. 

[b][color=#217320]— ¿Queréis tomar algo?[/b][/color]


Un [b]"No , gracias"[/b] salió de todos a la vez.



Nick recibe una llamada.  Se escucha como pide disculpas, y miente sobre donde se encuentra. Cuando cuelga la llamada, Luna le pregunta si se trata de alguien de La Lucera. Efectivamente, era el jefe. Luna le pregunta si el jefe ya no era él. Nick le dice algo molesto que es una pregunta estúpida, que realmente siempre hay una especie de pirámide para estas cosas.

Mientras sucede lo anterior mencionado, el hechicero volvió hablar con Evelyn, le preguntó como estaba y si necesitaba algo. Le comentó si queria los cuentos de Magia que tanto le gustaban de pequeña.

Ella negó con la cabeza. Cuando Nick terminó la llamada, está llamó a todo el grupo para presentarles al hombre.


[b][color=#FF942F]— Chicos. Quiero presentaros a un viejo amigo. Merlín. [/b][/color]


[b][color=#954646]— ¿Merlín el Mago? ¿El de los cuentos?[/color][/b] 

[i] — El hechicero empieza a reír ligeramente y posteriormente dice [/i][b][color=#217320]—Realmente hijo, me lo pusieron por él. Pero no es ningún cuento.[/b][/color] [i] — sonríe[/i]


Merlín y Evelyn se miran, como se miran un padre y una hija. Evelyn se agacha y le dice que viene a pedirle un favor. 

Ella le pide algunos utensilios como capa de invisibilidad, plastilina comestible, humo dormilón... Merlín simplemente se levantó, cogió una caja, sopló sobre ella, haciendo que se cree una capa de polvo en frente  de él y trajo la caja hasta el mismo sitio donde ya se encontraba sentado.


[b][color=#217320]— No se para que lo quieres, pero no son juguetes eh. [/b][/color]

[b][color=#FF942F]— Ya te dije para qué. Merlín. [/b][/color]


Una mirada desafiante de Merlín se clavó sobre Evelyn, y el hechicero adorable cambió totalmente de parecer. 


[b][color=#217320]— VAMOS A VER. QUE TE DIJE. [/b][/color]

El ambiente se tornó incomodo...

[b][color=#FF942F]— Merlín... [/b][/color]

[b][color=#217320]— ¡NO, EVELYN! ES PELIGROSO... [/b][/color][i] — suspira, intentando relejarse, tras un momento de pausa, lo consigue.[/i][b][color=#217320]— Cielo, no tienes que demostrar nada a nadie. No matas ni a una mosca. [/color][/b]

[b][color=#FF942F]— ¡¿Pero porque tendría que matar a alguien?!, POR DIOS.[/b][/color]

[b][color=#217320]— El mundo no funciona como tu quieres Evelyn. Si alguien tiene que dispararte y tiene la fuerza de voluntad para ello, lo hará. [/color][/b]

Segundos de silencio...

[b][color=#217320]— Siempre te has fijado como ayudar a los demás. Fíjate en ti misma también. Estás siendo egoísta contigo misma Evelyn. Aparte, siempre te viste como la simple becaria ¿no es así?. Maneja ese sentimiento. Si no, te corromperá...[/color][/b]


Los chicos no sabían muy bien que hacer. Se encontraban parados frente a la discusión de Evelyn y Merlín. Pero Evelyn cogió la caja y salió sin decir nada de la casa.

Estos vieron como Evelyn se iba, luego se giraron hacia Merlín y agradeciendo que les haya dejado pasar, se fueron también. Aunque mientras se iban, Merlín soltó un [b][color=#217320]Cuídenla.[/color][/b]

[center][size=20]____________________________________________________________[/size]
[spoiler="Tema"][b]Poned el video en bucle plis.[/b]
[/spoiler] [/center] [b]Las lagrimas recorrían las mejillas de Evelyn, aunque se las limpiara cada rato con su mano.[/b] Los demás estaban en silencio en el coche, pero parecían estar reflexionando sobre algo. Mientras , Merlín en su casa , realizó un conjuro donde los platos se lavaban solos. Él, se encontraba triste posado sobre la encimera de su vieja cocina, pensando en Evelyn. [center][/center] Tras unas horas llegaron hasta un monte que estaba algo cerca de la base, pero aún quedaba camino. Evelyn dijo de descansar, ya se había tranquilizado por lo ocurrido antes, aunque de vez en cuando aspiraba los mocos debido al llanto, por lo que se apagó el coche y se fueron a dormir todos. Pero lo cierto es que ninguno podía. Y mientras cada uno pensaba en sus cosas, veían lo precioso que estaba el cielo esa noche.
EDITADO EL 19-02-2023 / 16:33 (EDITADO 2 VECES)
4 VOTOS
Xhepher6734Hace 1 año113
[center][/center]

— [b][color=#246A0B]DIOS MÍO LA MANO DE LAS PAJAS NOOOOOOOOOOOOOOOOO[/b][/color]
2 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año114
[center][/center]

[center][size=21][b]Lo siento[/size][/b][/center]

[center][i]"Siempre quisimos algo mejor, 
pero tras cada cielo que tocábamos,
 nos esperaba un nuevo abismo."[/i][/center]

[center][b][size=21]. 
.
.[/size][/b][/center]

[center]"Dalaim dalar"
"Lo que no es, será"

¿Hace cuánto no escuchas esas palabras?

[i]Ya sabes, la era de aquellos dioses que juraban con ellas, acabó hace mucho.[/i][/center]

[center][/center]

Aturdida, levanté la vista, apenas había color en sus ojos y percibí como un tipo de horror que no había visto jamás se iba instalando en el aire. La conmoción reventó mis muros protectores e inundó mis sentidos. 
Abrí la boca, como si pudiera respirar, y sentí un horrible sabor metálico en el fondo de la garganta. Un liquido viscoso burbujeaba con cada respiración que intentaba, rebosaba por mis labios. 

Un intenso dolor brotó por todo mi cuerpo, apabullante y total. La agonía llegaba ola tras ola, acortada a cada respiración. Jamás había sentido nada igual. Todos mis sentidos se bloquearon e inutilizaron mi don, como si así pudieran protegerme. Pero ante esa estatua que se erguía no había más dolor que el mio. 

No podía sentir nada más allá de la atroz agonía que incendiaba mi pecho, mis pulmones y cada terminación nerviosa. 

Por todos los dioses, ese tipo de dolor trajo consigo un terror tan afilado como una navaja. El de la certeza. La certeza de que no podía escapar. Esta vez, la muerte me encontraría. Me sentía resbaladiza y mojada y fría por dentro. Aspiré una bocanada de aire para agarrar el virote. O intentarlo. El aire que inspiré hizo que me atragantara, y el poco que logró superar la garganta chisporroteó y burbujeó en mi pecho. Mis dedos resbalaron sobre la suave superficie del virote, y mis piernas, ellas simplemente desaparecieron. O eso me pareció, cuando mis rodillas cedieron al dolor. 

Levanté la cabeza como pude, no me sentía bien. Por todos los dioses, no me sentía bien en absoluto. El mero contacto de mis propias manos sobre mi piel era una tortura. Me retorcí. Todo mi cuerpo sufrió un espasmo de dolor. Grité. O tal vez solo fue una exclamación. Algo mojado y caliente brotó de mis labios, y esa era mala señal. Ya no sentía las yemas de los dedos. 

[center][i]Lo siento...[/i][/center]

En mi cabeza sonó consternada, casi demasiado alterada. Y las estatuas no pueden alterarse. Sonaba como si ya supiera lo que mi cuerpo trataba de decirme. Las estatuas no pueden hablar.

Mi pulso trastabilló y mis ojos dieron vueltas en sus cuencas, frenéticos, mientras el pánico revoloteaba por mi interior. Intenté contemplar el cielo nocturno, cada estrella brillante como un diamante que iba desapareciendo. Las nubes que habían ocultado las estrellas eran negras como el carbón. 

Una voz se quebró de nuevo y di un respingo. Me obligué a mirar, y creí ver como la piel de la estatua había perdido su color por completo. Quería tocarla, pero mis brazos parecían inmovilizados e inútiles. El aire que me forcé a aspirar fue mojado y escaso. Completamente inútil, como yo. 

Un relámpago cruzó el cielo. Mientras contemplaba los zigzagueantes relámpagos plateados que surcaban el cielo, me di cuenta de que ya no sentía dolor en absoluto. Mi cuerpo estaba entumecido y frío. Frío otra vez. 

Una sangre que no era la mía tocó mis labios. Llegó a la parte de atrás de mi garganta, pero no podía saborearla, no podía tragarla. Se mezclaba irremediablemente con la mía. El pánico comenzó a extenderse por todo mi ser. Un intenso fogonazo de luz explotó por encima de las ruinas y me cegó por un momento, seguido de un sonoro trueno. Sentí que el suelo se agrietaba, y me estremecí. 

Creo que cerré los ojos pero volví a abrirlos. Quería hacerlo, por todos los dioses quería hacerlo más que nada en este mundo. Quería mantener los ojos abiertos. Pero estaba cansada. Soñolienta. Lo dije en un susurro, al menos eso pensé. Sabía que cuando mis ojos se cerraran de nuevo, no volverían a abrirse. Y el mundo se oscurecería. 

Otro relámpago recorrió el cielo por encima de nuestras cabezas, impactó contra el suelo y cargó el aire de electricidad. Tenía los ojos brillantes, las pestañas mojadas. Estaba llorando. La estatua estaba llorando. 

Las lagrimas surcaban sus mejillas y creaban caminos centelleantes en la sangre seca mientras rodaban y rodaban. Y supe, supe que me estaba muriendo. Ella también lo sabía. Tenía que saberlo. Entonces me di cuenta de que tenía muchas cosas por decirle. Tantas cosas que quería cambiar. ¿Alguna vez le había dado las gracias? ¿Le había dicho alguna vez cuanto había cambiado mi vida? ¿Le había dicho alguna vez cuánto me importaba? ¿Le había dicho alguna vez, a quienes quería, que les quería? Creía haberlo hecho, pero no me parecía suficiente. Y había más. Quería una última sonrisa, una última risa. 

Pero no había tiempo suficiente. 

Me abrí paso a través del pánico y de la sensación cada vez mas mortecina de estarme ahogando, la sensación de que nada de aquello parecía real. Mi labios se movieron. Hice que se movieran, pero no salió ningún sonido. 

La estatua pareció derrumbarse al cobrar vida, y un sonido reverberó por todas partes a nuestro alrededor, a través de mí. Otro relámpago desgarró el cielo de nuevo, y otro y otro. Convirtieron la noche en día a medida que caían sobre nosotros. 

[center][i]No voy a dejarte marchar...

Que Los Santos Dioses nos perdonen.[/i]

Y la estatua rezó conmigo.[/center]

Un velo de oscuridad se cernió sobre mí y noté como si empezara a caer. Entonces una intensa presión se cerró sobre mi craneo, mi pecho se expandió y se retorció. Sentí una oleada de confusión. Un terror atroz clavó mis garras en mí. No quería morir, pero tampoco quería convertirme en algo inhumano. Fría, y violenta y sin alma. No quería... 

Un dolor atroz desperdigó todos mis pensamientos, y agitó mi corazón ya vacilante de por sí. Había solo fuego en mi piel y dentro de mí, quemaba a través de cada célula. No podía luchar ni defenderme. No podía apartarme del dolor. Era demasiado, y el grito al que no lograba dar voz rebotó contra mi cráneo y explotó en el cielo en relámpagos plateados que cruzaban de una nube a otra y se estrellaban contra las ruinas de una torre y por todas partes a su alrededor. 

El mundo entero dio la sensación de estremecerse al tiempo que las hojas empezaban a caer de los árboles, sobre nuestros hombros. Mi corazón titubeó. Lo sentí. Sentí cómo se saltaba un latido, luego dos, y después como intentaba mantener el ritmo demasiado despacio, como intentaba reiniciarse. Y entonces falló. Todo en mí quedó agarrotado. Mis pulmones. Mis músculos. Cada órgano. Mis ojos se quedaron abiertos, mi mirada fija mientras mi cuerpo entero se esforzaba por respirar, por tener un alivio, y entonces la muerte llegó de un modo muy dulce y me tragó entera. Me ahogué en sus especias oscuras y exuberantes. 

No había nada de luz, ni color, y floté ahí dentro durante un rato, inconexa, vacía y fría. No pensé. No sentí. Solo existí en la nada... Hasta que vi una mota de luz plateada que parecía lejísimos de mí. La iluminación parpadeó y, con cada latido, se expandió. Unos zarcillos efímeros se filtraron desde la periferia, se estiraron por el vacío. Poco a poco, me deslicé hacia ella. 

El sonido volvió sin previo aviso. Una voz tan poderosa que me encontró en la nada me agarró de modo que me dejé resbalar hacia la luz plateada. La voz me mantuvo cautiva y me devolvió la vida poco a poco. La voz se repitió durante lo que me pareció una eternidad antes de por fin irse apagando, y me encontré otra vez en medio de la quietud. Ahora no había ninguna luz plateada. Nada más que una oscuridad cálida y vacía con un dulce aroma a... 

[center][/center]

[center][b][size=21]. 
.
.[/size][/b][/center]

[center][b][color=red]Que los Dioses nos perdonen.[/color][/b][/center]

Su voz, como tiempo atrás la había traído de vuelta de sus pensamientos al mundo mortal. ¿Qué estaba diciendo? Las dos sabían que no había escuchado. No había escuchado desde que se habían ido de la Embajada, quizás incluso antes. Se encogió de hombros como si fuera completamente normal. Sí, los Dioses tendrían que perdonarlas una vez más. En realidad daba igual, lo Dioses nunca veían, los Dioses nunca estaban, los Dioses rara vez contestaban. Los Dioses, nunca se enterarían de sus pecados. 

[b][color=pink]Es solo otro niño frustrado.[/color][/b]

[right][b][color=red]Puede ser[/color][/b][/right]

[center][i]Que nos perdonen.[/i][/center]

[b][color=pink]- No sé como no te has reído en su cara y te has ido.[/color][/b] 

[b][color=red]- A veces, lo que uno quiere hacer no es lo que debería, y a veces lo que los demás piensan que deberías hacer, tampoco concuerda con el deber. Todo lo que ha dicho, dice más de él, de lo que dice de mí.[/color][/b]

[b][color=pink]- Lo entiendo, pero igualmente me parece una mierda.[/color][/b]

[center][i]Sí, tendrán que perdonarnos.[/i][/center]

[b][color=red]- Si no te conociera diría que te cae mal.-[/color][/b] Pero se conocían. Demasiado para olvidarse la una a la otra. 

[b][color=pink]- Solo me parece absurdo el papel de pretender ser un esclavito feliz. Cuando al final del día solo eres un maldito esclavito atormentado.-[/color][/b] Hubo risas y miradas, que quizás se leían como; podría decir lo mismo.

[b][color=red]- Se te va a hacer muy largo el viaje como le llames esclavito feliz.[/color][/b] 

[b][color=pink]- No soy especialmente hábil con las palabras, aunque sepa lo que sienten. Quizás por eso no soy hábil. Me costaría mucho decirlas cuando estoy sintiendo lo que les hacen sentir.-[/color][/b] Hubo un silencio bañado en frutas silvestres. Como una brisa primaveral. En curiosidad escondida tras la piel y bajo una sonrisa enterrada en hoyuelos.

 
[b][color=red]- No pasa nada si no quieres ir...-[/color][/b] Pero no la dejó acabar.

[center][b][color=pink]Quiero ir.[/color][/b]

[i]Y los Dioses me perdonarán por ello.[/i][/center]

[center][/center]
3 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año115
[center][/center]

[center][size=21][b]Perdón[/size][/b][/center]

[center][i]"Quien lo diría, yo, que pasé una vida congelando mis sentimientos, y tú, que te obcecaste en convencerte de que carecías de ellos..."

Los dos siendo, condenadamente humanos.[/i][/center]

[center][/center]

[center][b][color=red]¿Quién fue?[/color][/b][/center]

Parecimos inalcanzables. Juntos, sentados en el trono de un Imperio construido en el dolor. Con un porte tan glorioso. Una grandeza dificil de imitar. Dificil de fingir. Pero más allá de las historias que han quedado para el recuerdo, no hubo mas gloria que esa. Nunca existió esa fuerza inquebrantable a la que hoy hacen mención los cuentos para dormir mejor. 

No hubo gloria. Solo hubo tormentas. Gloriosas tempestades. Que susurraban entre las grietas que había dejado el dolor. 

[center][b][color=red]Salazar fue un Emperador, un demonio, un asesino, un dictador, un fénix.

Y también un suicida. Que solo quería que alguien le diera por fin un descanso apropiado. 

Un alma eterna, humana y defectuosa que sostenía un cuerpo cansado de luchar.

Fue insoportablemente humano. Tanto, que el peso de su corazón podrido le destruyó.[/b][/color][/center]

Puede que nunca pareciéramos una pareja. Pero fuimos mucho más que eso. Fuimos aquella persona con quien no hace falta mentir. A quien puedes confesarle que en realidad, a las que llaman tus mayores victorias, son tus más grandes derrotas. Con quien no hacen falta despedidas. Con quien no hace falta hablar. Puede que no hubiera el pasional amor que narran las historia entre el Dios del Trueno y Tea. Puede que nunca nadie creyera que nos amábamos. Puede que nunca nos amaramos cómo ellos. Pero más allá de eso, fuimos dos almas atormentadas que se sostuvieron, por lo que fue una eternidad. 

[b][color=red]- Siempre hubo más allá de eso.-[/color][/b] Las palabras salieron de mis labios como un cuchillo. Puede que sea la primera vez que vaya a hacerlo. Puede que debiera haberlo hecho antes. Contar que, de verdad existió un nosotros, y que hacerme tener que usar el pluscuamperfecto para referirme a nuestra relación fue de lo más cruel que podías haber hecho. [b][color=red]- Te contaré lo que pasó en las habitaciones donde nunca llegaron las historias que ahora narran los libros.-[/color][/b] Aunque eso, nunca nos vaya a ayudar a saber quienes somos ahora. Qué nos quedó para ser. Nunca te conté su legado Egan, porque aquél peso me pareció demasiado para un niño que debía poder decidir libremente quién quería ser.  

[center][i]Quizás por no decirlo nunca en voz alta,
nos hice presos de su memoria.[/i][/center]

[center][/center]

[b][color=red]- Cuando llegué a Broken Core, estaba cansada. El peso de la vida era demasiado para mis hombros. No quería nada más. Estaba huyendo, pero en mi eternidad nunca lo conseguí. La primera vez que le vi en aquél salón, sentado en ese trono tan ostentoso, solo podía pensar que aquello debía de ser otra broma de mal gusto. Llevaba millones de años luchando, incansablemente, y ese pajarraco achicharrado con nombre de dictador portugués junto a su antigua esposa, quería darme una lección de reinado. Una lección principios y de vida. 

Me reí. Creo que le insulté. Nunca he sido especialmente educada.-[/color][/b] Me encogí de hombros, dicho así parece que fuera importante, pero en su momento no fue más que palabrería. 

[b][color=red]- En ese entonces él era como cualquier otro hombre más obsesionado con el poder. Ni siquiera le importó cuando Pandora, antigua Emperatriz del Sacro Imperio de Aevelin, murió.-[/color][/b] Nadie se acuerda, ¿verdad? 

[b][color=red]- No derramó ni una lagrima. Ni siquiera hubo una mísera mueca. Ni él, ni ese Sacro Imperio que había levantado se acordaron jamás de hacerle luto. Puede que me dé más pena a mí ahora, de la que jamás pudo darle a él. Llevaban años juntos, cuando yo acabé en su mundo. Habían levantado un Imperio y acallado a cuantos se habían opuesto. Pero a Salazar solo le importaba la victoria y el poder. Imponer cierto respeto en los habitantes de Aevelin mediante el miedo.

E intentó matarme. Con todas su fuerzas de hecho. Por el mero hecho de pensar que podía ser que yo estuviera por encima suya.-[/color][/b] A decir verdad, esta historia es bastante más macabra que cualquier historia insulsa de amor. Y bastante más tóxica que la de cualquier burda película de sobremesa.  

[b][color=Red]- Pero no pudo. Fue como encontrarse con la horma de su zapato. Por ese entonces me importaba bien poco. Yo ni siquiera tenía pretensiones de ser Emperatriz. Ni él las tenía de que lo fuera de verdad.-[/color][/b] Me pregunto, en qué momento acabó siendo diferente sin tan solo darnos cuenta. O si fue desde el principio. 

Cuando intentaste matarme, y me subí al alféizar de aquella ventana y te dije que murieras conmigo. Que a nadie de este basto Imperio le importaría jamás. Que yo jamás moriría, y tú tampoco. Supe que seriamos los únicos que nos recordaríamos el uno al otro de esta forma. Podíamos serlo sí queríamos. Que yo quemaría el mismísimo infierno si con ello te demostraba algo y que tu, arderías en él, si con ello me demostrabas algo. Te dije que podíamos saltar juntos, que podíamos creer en el mismo infierno. Por ese entonces yo solo quería saltar. A ese vacío del que quería formar parte. No me importaba que nombre tuviera ese infierno.

Ese día saltaste conmigo, porque pensaste que yo creía que no lo harías. 

[center]El abismo que vimos ese día, 
fue lo más parecido que tuvimos jamás,
a una salvación.[/center]

[center][/center]

[b][color=red]- Al principio fuimos tan solo obstinación contra orgullo. Yo creía que ya lo habia visto todo. Yo no quería ver y no quería nada más. 

Él creía que no le hacia falta verlo todo. Él quería ver y poseer todo lo demás. Pero la realidad de ese entonces, es que bajo ese manto de calma tensa que inundaba Broken Core, el reinado estaba muy lejos de ser siquiera lo más cercano a estable. Dejé entonces que se me viera por el castillo, tener alguna que otra charla o que algún poderoso se interesase por mí, le hacia creer a Salazar que entonces se lo pensarían dos veces antes de ir a por él. Los libros de historia si que saben como acabó eso.

Broken Core se estaba muriendo, en el incansable intento de Salazar por ser el único por encima de él. En su anhelo de poder estaba matando su medio para obtenerlo. Quizás me gustaría decirte que se arrepintió. Que años mas tarde me admitió que no tenía que haber condenado a la muerte a esa pobre chica llamada Delia. Que no tenía que haber realizado los juegos del hambre en su afán por demostrar el fondo real de la humanidad. Que no debía haber acometido contra sus súbditos con miedo. Pero no fue así. Nunca lo fue. 

[center]Jamás me dijo que se había equivocado.
Pero fue lo más parecido a un hombre arrepentido.[/center][/color][/b]

[center][/center]

[b][color=red]- Yo siempre había sido una inevitable existencia desdichada. Si bien por el mero hecho de ser poderosa si bien por el mero hecho de existir. Siempre pensé que sin importar lo que hiciese, nunca estaría del todo bien. Pero él no, a él le daba igual. Vio a través del cansancio que turbaba mi mirada. 

El cansancio de una persona que ha intentando hacerlo bien, pero cree que ha errado siempre sin importar el método que eligiera.[/b][/color]

[center][color=red][b]Y me dijo que no me merecían. 
Que no me merecía.
Aún cuando moría por mí.[/color][/b][/center]

[center][i]Aún cuando su corazón latía y se detenía por mí.
Aún cuando sus pesadillas llevaban mi nombre.[/i][/center]

Por mucho que intente explicarlo. En realidad nunca tendrá explicación. ¿Acaso el amor alguna vez la tuvo? Pero no fue tan solo amor. No fue amor. Al principio era yo la que quería huir, era yo la quería gritar, era yo la que quería romperme en mil pedazos para no volver a reunirlos jamás. Eras tú el que se sentaba en la cima, el que quería conquistarlo todo, el que resurgía de las cenizas como un fenix, eras tú el que prendía en llamas de ansias de vivirlo todo.   

Y pese a que en los cuentos siempre parecí yo la buena, la que te alargó la mano y tiró de ti, nunca fue así. Por un momento creí que podía responderte, como he hecho tantísimas veces. Como seguiré haciendo infinidad de ellas. Pero no, no puedo. No sé quien era. Y lo peor de todo es que jamás me importó. No me importó si era un glorioso Emperador, un maltrecho vagabundo o quién sabe, o tan solo un hombre atormentado por los terrores a los que no es capaz de poner nombre. 

Quizás fue por un impulso suicida, que le prometí fidelidad pasase lo que pasase. No, el motivo real fue porque sabía quién era yo. Y el concepto de mi misma me había asfixiado. Me había carcomido por dentro, y me impedía creerme lo que decían de mí. 

[b][color=red]- Me quiso, más que muchas otras personas mejores que él. Al final, debajo de todo aquello solo había un niño asustado. Que sencillamente no quería que el mundo se lo comiera. 

Pude contar con él, como si hubiéramos vivido juntos una vida entera...[/color][/b]

[i]Que me conoció, como si hubiéramos vivido juntos una vida entera. 

Que me quiso, como si hubiéramos vivido juntos una vida entera.[/i]

[b][color=red]- La verdad es que, he hecho cosas impensables. Seguramente peores que él. Quizás con mejor resultado o con más justificación. Pero no es más que otra excusa. Podía haberle dicho lo mismo que el resto, podía haberle odiado como todos los demás, nunca faltaron motivos. No lo hice porque era lo mismo que habían hecho conmigo. El odio solo genera más odio.[/color][/b]

En esa despedida que nunca lo fue, le dije que podíamos gritar juntos. Ese día se estaba muriendo por dentro, y sin embargo lo único que fue capaz de decir fue si yo podría seguir sin él;

[center][i][color=darkred]"¿Estarás bien?"[/color][/i][/center]  

[center]¿Cómo no hacerlo entonces?[/center] 

[b][color=red]- Salazar dejó de reinar en mi favor. Y me convertí en la única Emperatriz de Broken Core. Él siempre supo que no podría seguir a mi lado. Que no podríamos tomar el mismo camino. Y prefirió dejarme ir. Prefirió renunciar a todo ese poder que había atesorado, por mí. Quizás no se lo merezca, pero yo le perdoné. Quizás no tenga explicación, pero lo hice. 

Porque al final del día, al final de toda esta historia, solo quedó un hombre enamorado que en realidad solo había estado asustado toda su vida. Asustado por no poder ver una vez más ese cielo estrellado que vimos esa noche ya lejana. Asustado de que alguien le robase el futuro que había atesorado.

[center]Y renunció a todo, 
solo por amor.[/center][/color][/b]

[center]A veces cuando hablo de tí, 
me gusta ser breve.
¿Pero como se reducen cientos de años,
en tan solo una frase?[/center]

[center][/center]

[center][b][size=21].
.
.[/size][/b][/center]

De vuelta al que se le hacia el insoportable presente. Ozara masticaba una zanahoria. La roía como si fuera una cobaya, pero sin la ventaja de ser de hecho un lindo roedor. Tenía el pelo de un rubio casi ceniza, y los ojos tan verdes que no parecían de una persona. La poca humanidad que tenía su mirada la había perdido hacia muchos años atrás. Ahora, era como un felino enjaulado en una torre de impoluta arquitectura. 

Iba tumbada en el carro, con los pies por fuera. Aquél balanceo que producía el carromato cada vez que se asomaban a una muerte segura la acunaba. Iba ya por el cuarto bostezo cuando se aburrió del todo. Había escondido su don lo más hondo que había podido. Y de hecho, salvo el terroso sabor de la zanahoria, estaba segura de que no notaba nada más en su paladar. Sonrió victoriosa. 

[b][color=pink]- Bueeno...-[/color][/b] Volvió a bostezar. [b][color=pink]- A parte del cuestionable itinerario del que se hace el apático, ¿a dónde se supone en realidad que vamos?-[/color][/b] Rebuscó en las bolsas de Egan por otra zanahoria. [b][color=pink]- No es que no me haga ilusión compartir experiencias con un frustrado y un excelente conductor de...-[/color][/b] No acabó la frase cuando la rueda del carro lindó el aire y volvió al camino. [b][color=pink]- Y las dietas veganas están de moda últimamente. Pero no estaría mal saber que es lo que nos junta, a parte de las malas pulgas y el incuestionable dinero.-[/color][/b] Mierda, solo habían dos zanahorias más. 

[center][i]Mierda.[/i][/center]

[center][/center]
3 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año116
[center][/center][center][/center]

[center][size=21][b]¿Perdonar?[/size][/b][/center]

[center][i]Lo que llegó, fue la sombra del atardecer.
Lo que me inquietó, fue la oscuridad del tiempo.
Lo que nos encontramos, fue el espacio entre pasado y futuro.[/i][/center]

[center][/center]

Dicen que la pequeña niña lloró, cuando perdió sus canicas en el desierto. Y las buscó incansablemente por más de cien años. 

Dicen que la pequeña niña lloró, cuando pensó que quizás, las había perdido en el mar en vez de en el desierto. Y las buscó incansablemente en las profundidades del mar por más de cien años. 

Dicen que la pequeña niña siguió llorando cuando pensó que quizás, las había perdido más bien en las montañas que en el mar.

Dicen que nadie sabe cuánto tiempo pasó, hasta que empezó a dudar si en un principio las perdió o no.

[center][i]Yo si lo sé. 
Y nunca fue el suficiente.[/i][/center]

Tenía que haberte contado esa historia antes de que me pidieras ayuda. Tu me pediste que te ayudase a beber agua del pozo. En vez de pedirme agua del pozo. En contra de la tragedia inevitable la primera vez te di un cubo. La segunda vez me volviste a pedir que te ayudase a beber agua del pozo. En vez de pedirme agua del pozo. Me quedé indignada al saber que no lo lograste y te di una cuerda, incitando la tragedia inevitable. La tercera vez que me pediste agua del pozo, la indignación me inundó en el dolor. 

A la septima vez, todo esto se convirtió en una falsa comedia. 

[center][i]Nunca supiste si en ese pozo había agua.[/i][/center]

[center][/center]

¿Cómo pudiste ser tan cruel? Morirte tan fácilmente. No puedo entenderlo. ¿Porqué no seguiste intentando? Romperte una y otra vez, darlo todo por un futuro que parece inalcanzable. ¿Es que acaso el futuro que te mostré no era suficiente? Aah, los humanos son tan aburridos. ¿Será desilusión? Qué estúpida. Creer que un mero humano me daría más de cien años de diversión incansable. 

Quizás se me olvidó mencionar la eternidad de nuestro trato. Creer que podrías escapar de mí. ¿Pero que clase de persona te creíste que era? Debe ser que mi título de la bruja más cruel de todo el universo es demasiado ambiguo para ti. No lo comprendo. Te expliqué el precio del milagro que anhelabas. Te dije que los milagros no existen. 

Y el fruto de tus esfuerzos nunca fue suficiente. Pero soy yo la mala. Bernkastel la Bruja de los milagros es la bruja más cruel del universo por no creer en los milagros. Aah, espera, quizás es por reírme de ellos mientras intentan lograrlo. Es que es tan divertido. Aunque tu fuiste una decepción tras otra. Ninguno de tus enclenques vástagos siquiera valió para un par de carcajadas. ¿Te creías acaso que podrías jugar conmigo? Con la bruja más poderosa del universo se puede jugar, nos reiremos por miles de años. Pero créeme, jamás ganarás. Ese milagro, nunca sucederá. 

[center][b][color=darkorchid] Con toda certeza... ¿Era algo así? [/color][/b][/center]

[center]¿Disfrutaste?
Creíste que saldrías impune.
Te mostraré el peso del milagro,
que nunca sucederá.[/center]

[center]Busca en la más sucia de las madrigueras, y encontrarás a tu asqueroso roedor.

Siempre supe donde te ocultabas. 

Este gato, nunca ha dejado de amar a su ratón.[/center]

[center][b][color=darkorchid] Un milagro...[/color][/b][/center]

La pequeña niña lloró. Cuando al monstruo le salieron brazos para agarrarla. La pequeña niña siguió llorando, cuando al monstruo le salieron ojos para verla. La pequeña niña volvió a llorar, cuando al monstruo le salieron piernas para perseguirla. La pequeña niña rompió en llanto, cuando el monstruo adquirió rostro humano. La pequeña niña se ahogó en sus lagrimas cuando se dio cuenta, que el monstruo era ella. 

La pequeña niña miró a Alex a los ojos, mientras sus brazos intentaban llegar hasta la foca, y con voz tenue le suplicó. 

[center][b][color=darkorchid]Han sido quinientos años de espera...
¿Habéis encontrado mis canicas?[/color][/b][/center]

[center][/center]

[center][b][size=21].
.
.[/size][/b][/center]

[center][b][color=#FF1493]Quinientos... ¿Cuántos eran?

Con toda certeza, suficientes.[/color][/b][/center]

[center]Me encantaría que llorasen hasta que no se escuche nuestra risa.

Durante otros quinientos años más.[/center]

[center][/center]
2 VOTOS
Xhepher6734Hace 1 año117
[left]Observando las esferas luminosas que servían como opulentas antorchas, Mikaela no podía evitar pensar en la curiosa ironía con la que su vida funcionaba. En ningún momento había de esperar, durante el viaje de Odane a la Lucera que los hermanos hicieron tiempo atrás, que ella se quedaría como embajadora mientras Vantis marchaba de nuevo.

Pero no era insólito. Conocía las circunstancias de su hermano y sabía que habría momentos donde no podría acompañarle. Se preparó para la inminente soledad que habría de ocurrir cuando él no estuviese. Lo que le resultaba irónico era todo lo demás. No debería de estar allí, entre esferas luminosas que sirviesen como opulentas antorchas. Su historia estuvo escrita nada más nacer, y su destino se estableció trágico desde el principio.

Hasta que apareció él, con sus simples palabras.

— [b][color=#3EA99F]Me llamo Vantis, y soy tu hermano. Vámonos a casa.[/color][/b]

Con sus simples palabras, moldeando el destino a su paso como quien empujaba el aire al mover los brazos.

Nunca le dio las gracias por ello, y a veces se arrepiente un poco.

¿Que nos junta? Muy buena puta pregunta.[/left]
[center][/center]
[left]— [b][color=#3EA99F]Egan quiere recorrer medio planeta para hablar con las brujas y yo me encargo de que así sea.[/color][/b]

No era ninguna sorpresa que Vantis repudiase el concepto de las brujas, y el simple hecho de que Egan quisiese hablar con ellas le generaba cierta gracia. Pero no se burlaba de ello. En cierta forma, respetaba tal muestra de bravura.[/left] 
[right][b][color=#3EA99F]Sobre qué haces tú aquí, 
supongo que hay preguntas que están mejor sin contestar.[/color][/b][/right]
[left]Para finiquitar el ataque, la hecatombe, la calamidad, Vantis le robó a Ozara las dos zanahorias que quedaban y se las comió. No le gustaban las zanahorias.

— [b][color=#3EA99F]De malas pulgas y verduras puede ir nuestra travesía, pero no de dinero. Antes de que vinieseis a mi embajada estaba en proceso de planear mi propio viaje. La pasta está bien, pero no me habría marchado de La Lucera solo por ello.[/color][/b] — El dinero era para ella, cierto es, más no la hubiese dejado sola por querer irse a cazar fortunas o tesoros. — [b][color=#3EA99F]No puedo quedarme quieto en La Lucera mientras la Orden esté en guerra civil.[/color][/b][/left]
[center]

[b]Sigmund el Sabio me ha declarado la guerra al obligarme a servirle[/b][/center]
[left]De Odane a La Lucera existe un buen trecho de territorio, y Sigmund el Sabio reclama que tales tierras caen bajo su jurisdicción. Su zona de influencia, lo llama. Por supuesto que la realidad es otra, pues los Vikars desafían su autoridad y los otros Gran Maestres no le permitirán establecer sus dominios tan fácilmente. Por no hablar que Odane está, indudablemente, bajo el control de los lealistas a Aurelian. [/left]
[right][i]Así que disfrutad de las vistas que nos ofrecen los caminos, 
porque en pocas ocasiones habréis de ver un campo de batalla tan bonito.[/i][/right]
[left]— [b][color=#3EA99F]Sigmund el Sabio es uno de los Gran Maestre que ha usurpado el puesto cuando Aurelian decidió desaparecer. Uno de sus aliados es mi antiguo entrenador, un tipo llamado Otto. Se pusieron en contacto conmigo y me obligaron a jurarles mi lealtad.[/color][/b][/left]

[right]

[b][color=#3EA99F]Eso es una sentencia de muerte para mí.[/color][/b][/right]
— [b][color=#3EA99F]Si Aurelian tiene la más mínima duda de que un descendiente de Synd se le ha rebelado, lo ejecutará. Si esos dos hubiesen intentado reclutar a Shura, él los habría matado ahí mismo. Pero yo tengo que seguirles el rollo para que no visiten a Mikaela. Con intrigas y chantajes funcionan los Hospitalarios. [u]La Orden de guerreros más noble[/u].[/color][/b]

[center]Ah, el [b]sarcasmo[/b].



El instrumento de los [b]resignados[/b].[/center]
[left]— [b][color=#3EA99F]Cuando dije hace días que debíamos de ocultarnos de los espías de la Orden, me refería a los de todas las facciones. No quiero que Aurelian sospeche nada, pero tampoco quiero que Sigmund sospeche que no le obedezco. Bueno, técnicamente le obedezco mientras tanto, siempre y cuando no ordene que me enfrente a los lealistas. [i]Que dolor de cabeza[/i].[/color][/b] — Añadió esa última frase al darse cuenta, en tanto que explicaba su relato, de lo [i]kafkiana[/i] que era su situación. 

En ocasiones, un pensamiento cruza los pequeños rincones de nuestra mente, quedándose apartado e inmóvil en una esquina, y tras al olvidarnos de ello parece que nunca existió. Nunca lo pensamos, nunca fue real. Pero al decirlo en voz alta gana valor, aparece en el mundo y ya no se puede negar su existencia. Y fue mientras Vantis hablaba en voz alta sobre como tenía dos maestros y ninguno a la vez, se cuestionó, por un momento, si no era todo parte de un elaborado chiste cuyo final no hacía especial gracia.[/left]
EDITADO EL 28-02-2023 / 13:20 (EDITADO 1 VEZ)
2 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año118
Ese poder primitivo se intensificó, invadió todos sus sentidos. Silenció todas las emociones en su interior, hasta que solo quedó una. No podía negarlo por más tiempo. Era como negar su propia naturaleza. Aquél don palpitaba por debajo de su piel imposible de acallar y arañaba su interior rogando por salir. Se mordió la lengua mientras dejaba de contenerlo. 

Su piel comenzó a vibrar a medida que su odio oscuro y aceitoso le llegaba hasta el alma y crecía en su interior. Tenía un sabor como a metal en el fondo de la garganta, pero no ardía cómo fuego en sus venas como hacía la ira. Solo un pequeño toque ahumado, de una rabia contenida.  

Se le condensaba al fondo de la garganta y se mezclaba con su incredulidad al ver desaparecer la última zanahoria. Su odio se escurrió hacia ella, impregnando su piel como una manta vasta y llenando la parte de atrás de su garganta de lo que acabó siendo como ácido caliente. Pero era un sabor demasiado denso, demasiado condensado para ser solo odio, había un leve regusto especiado. Había frustración y resignación a la vez.  

Su piel rechistaba. Su frustración y su odio se estrellaban contra ella. Las emociones así de crudas se volvían una violenta marea interminable y debajo de todo ello había un murmullo, un runrún procedente del mismo centro de su ser. Le sabía la boca a...  Azúcar.

Oh venga ya, encima se divertía a su costa. Se había comido la ultima puta zanahoria por diversión. Y ahora le sabía la boca a algodón de azúcar.

[center]¿Cómo le había llamado?
Aah sí. 
Esclavito feliz.[/center]

Y resultaba ser un esclavito miedica. 
Menudo giro de los acontecimientos. El culmen de la ironía. Un inmortal que temía su propia muerte. Que su muerte regía su vida. Aunque en realidad, no había temor. No había miedo. Entre toda es amalgama de sabores no estaba el del miedo. Tampoco el de la ira desbocada. 

No recordaba a la limonada ácida. Ni a la fruta ácida y agria. Ni a la vainilla. No había confusión. No había miedo y asombro. No había desconfianza. Tan solo... Respiró profundo mientras se incorporaba. Mientras el verde de sus ojos se perdía y su pupila se volvía tan solo una pequeña hendidura en sus ojos. Y lo sintió. Ese regusto a pimienta.

La frustración siempre era una viaje amiga de otro sentimiento. Como cuando sentía la ira con un leve toque ahumado siempre tapando el verdadero sabor. La verdadera emoción que causaba esa ira. Si paladeaba, si seguía un poco más sabría... No. 

Si tiraba de ellas podía arrebatárselas. Esa vorágine de emociones erráticas. Podía quitárselas. Podía dejarle sin nada... No lo hizo. Cortó esa cuerda en el mismo instante en el que lo había pensado. ¿Era insoportable? Probablemente. ¿Le iba a hacer insufrible el viaje? Muy probablemente. ¿Se había comido su última zanahoria? Efectivamente. 

Y encima con tanta emoción se le iba a quedar sabor a mierda en la boca para el resto del trayecto. 

[b][color=pink]- Hay que ver. Para llevar todo el día con esa cara de ameba [i]"que no siente nada"[/i]. Tienes un elenco precioso de emociones asquerosas.-[/color][/b] Hurgó en la bolsa en búsqueda de otra cosa que llevarse a la boca para quitarse el sabor. [b][color=pink]- Entiendo, nos vamos de aventuras para que a Egan le insulten dos brujas. Con respeto Egan, tienes que tener muy buenos motivos. -[/color][/b] Sezerkhan ya le había explicado más de una vez que lo del respeto no iba así. Pero levantó la mano por si acaso. Aunque ese gesto tampoco debía ayudar mucho. Aunque igualmente no iba a malas. Quizás casi envidiaba su temple. Le recordaba al de la Emperatriz. Lo siguiente si que no era halagador. [b][color=pink]- Y para que tú te sientas un poquito menos frustrado por haber decidido resignarte. Porque eres incapaz de levantar la cabeza de la madriguera. Porque buah, que engorro arreglar esto solito. Pero todo dios ha decidido meter su cabeza en tu madriguera para molestarte.-[/color][/b] También recordaba a la Emperatriz haberle explicado que no estaba bien hurgar en los sentimientos de los demás y luego lanzárselos a la cara con clara ventaja. Pero que los Dioses la perdonasen. Se había terminado las zanahorias. Y ahora le sabía la boca a algodón de azúcar. Y era terriblemente empalagoso. 

[center][i]¿Dónde decía Egan que estaban las patatas?...[/i]

[/center]
3 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año119
[center][/center][center][/center]

[center][size=21][b]Querría
.
.
.[/size][/b][/center]

[center][spoiler="+"]
[/spoiler][/center] [center][i]- Mi señora, esos hombres si son leales, son leales al poder. ¿Tiene el suficiente para hacer postrar a todo un ejercito? - Lo tendré.[/i][/center] [center][/center] [center]Abre los ojos, no los cierres. El cielo está en llamas.[/center] Un resplandor neblinoso, de un tono rojo anaranjado, iluminaba el cielo más allá del horizonte. En la inmensidad de la oscura noche, el cielo estaba en llamas. Amanecía sobre nuestras cabezas sin necesidad de que el sol hubiera salido. Daba la impresión de que el cielo refulgía. El viento llevaba un aroma a acre que recordaba a... Nunca fue el cielo el que estuvo en llamas. La pila de cuerpos que ardieron del este al oeste, a través de las ruinas de aquellas ciudades por las que pasamos, mantuvo el cielo en llamas durante días. Y me mantuvieron con los ojos abiertos en la inmensidad de la noche durante lo que se hicieron años. En mis pesadillas, caía de esa inmensa torre mientras el cielo amanecía envuelto en llamas. [center][b][color=red]Quemadlos. Matadlos. Dejadles morir. Me desharé de ellos. De todos ellos.[/color][/b][/center] [center][/center] [center][size=21][b]. . .[/size][/b][/center] [center]Emperatriz Madre. ¿Te parezco una madre? ¿Te parezco buena madre? Qué ironia.[/center] Siempre me avergoncé. Durante gran parte de mi vida. Al principio me avergoncé de lo que estaba haciendo. Y conforme fui recordando, me avergoncé de lo que había hecho. Pero cuando fui consciente de todo, aquella vergüenza se convirtió en una profunda culpa. Me sentía culpable por lo que era. Daba igual donde estuviera, daba igual si sonreía o reía. Si parecía alegre o no. Aquella culpa que se convirtió en tristeza impregnaba mis huesos. Estaba anclada en el fondo de mi ser. Y me acompañaba allá donde iba. Era demasiado densa para simplemente tragarla y dejarla ir. Y así fue, tanto tiempo, que se me olvidó que vivía conmigo. [center][i]Parece, que a ti también se te ha olvidado.[/i][/center] [b][color=red]- Siempre he tenido más paciencia de la que creía.-[/color][/b] Irremediablemente ya no puedo decir otra cosa. La historia juega en mi contra. Aunque quizás mi temple y mi aguante tengan poco que ver con la paciencia. Más aún, los motivos de las cosas que hago no tienen nada que ver con ella. Nunca estuve lo suficientemente cuerda como para no tentar tanto mi suerte con decisiones imprudentes. [b][color=red]- Era muy callado al principio. Cuando cenábamos tan solo se le escuchaba masticar. No es que ahora no sea callado. Pero responde, incluso si no se trata de una pregunta que le estas haciendo.-[/color][/b] Sonreí, mientras abría el libro de nuevo. [b][color=red]- En realidad es un libro muy corto. Se lo leía a Iron, "Le petit Prince". Y se lo leo al resto de niños. Podrías leerlo cien veces en un día. Y lo esencial, seguiría siendo invisible.-[/color][/b] Se te escurriría entre los dedos por mucho que quisieras atraparlo. Lo esencial, no puedes retenerlo con las manos. Por muy fuerte que agarres el libro. Por muy fuerte que seas. [center][/center] [center][i][color=red]"Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos."[/color][/i][/center] Al decirlo, las palabras se quedaron en el aire. Adquiriendo una tonalidad casi melódica. Pareció que iban a cobrar vida si cerrabas los ojos por más de un instante. Pero no lo hicieron, aún cuando mantuve mis ojos abiertos no lo hicieron. Antaño, cuando usaba mi poder, mi voz era tan pura que era casi insoportable de oír. Y las palabras se volvían más afiladas que las mejores espadas del universo. Ahora, eran tan solo leves melodías de otros tiempos. [center]Suspiré. O fingí hacerlo.[/center] [b][color=red]- Ha sido terrible.-[/color][/b] Me reí, nada más decirlo. Partiendo completamente la tónica del momento. Quizás era mejor que ahora nos riéramos un poco. O íbamos a acabar pareciendo dos carcamales observando las obras de la ciudad mientras comen pipas y se cuentan batallitas. [b][color=red]- Digamos que estoy muy desentrenada. Digamos, asumiendo que solo lo puedo decir yo, que estoy mayor.-[/color][/b] Volví a reírme. Eso se lo dije una vez al Dios del Trueno. Aunque luego casi le mato cuándo me llamó vieja. Si entonces me llamó vieja, ahora no me quiero ni imaginar. [b][color=red]- Me he vuelto dócil con los años. Ahora me duele más ser sincera. A veces prefiero callarme.-[/color][/b] Aunque probablemente ninguno de los presentes en la conversación diría que fui indulgente. Pero lo fui. Dejamos tantas cosas por decir. [b][color=red]- Nunca había hablado con ellos en persona, pero les había visto. Y ellos, no me habían visto a mí nunca en persona, pero conocen las historias. A veces, es suficiente una historia para odiar a alguien. Incluso es suficiente la historia de otra persona para odiarle.-[/color][/b] No íbamos a empezar con buen pie ni aunque quisiéramos. [b][color=red]- No le gustaba antes de conocerme en persona, y no le gusto ahora. De hecho, tampoco tengo que gustarle.-[/color][/b] Me encogí de hombros. Realmente aunque pueda haberle enfadado ahora mismo tampoco importa mucho. [b][color=red]- Aún así, he conseguido lo que quería. El tiempo dirá cómo sale.-[/color][/b] Y mientras hablaba paladeé una idea. [center][b][color=red]¿Y tú? ¿Se puede saber que has estado haciendo a parte de buscarme a mí?[/color][/b][/center] [center]Somos como niños jugando a existir. Jugando, a que con el paso de los años, nos siga gustando existir. Dos existencias desdichadas, en tres vidas. Me pregunto cuál es cuál.[/center] [center][/center] [center][size=21][b]. . .[/size][/b][/center] [b][color=plum]Mucho Dios nórdico del trueno blá blá BLÁ[/color][/b] [right][b][color=plum]Pero más lento que una tortuga.[/color][/b][/right] [b][color=plum]Me pasas[/color][/b] [right][b][color=plum]el cigarro[/color][/b][/right] [center][b][color=plum]¡YA![/color][/b][/center] [center][b][color=plum]Que se me va a caer la mano ya de tanto esperar por favor.[/color][/b][/center] [center][size=12][I]Era el segundo cigarro del día. Y su día llevaba tres minutos exactos de reloj. A lo lejos, si miraba por los inmensos ventanales de la habitación, La Torre de los Héroes Caídos le devolvía aquellos gratos "buenos días". Hoy tenían un baile en esa majestuosa arquitectura. En aquél alejado planeta, en otro tiempo, en otra vida. En honor a la Emperatriz Primigenia. O más bien desaparecida. Porque Tea y Thor asistían en su lugar. En otro día más, demasiado común ya. Odiaba esos bailes. Aunque los vestidos no estaban mal. [/size][/i][/center] [center]¿Dónde estaba su cigarro?[/center] [center][/center]
3 VOTOS
Crisgv13401Hace 1 año120
[center][spoiler="ÏŸ"]
[/spoiler][/center] [center][size=12][i][b][color=darkred]Te lo puedo explicar todo, creo.[/color] [/b] Sabía que su muerte estaba cerca. Delante suya tenía a la mujer mas fiera, mas peligrosa. No, no hablo de Sezerkhan. Tampoco hablo de Delia. Ella era Tea. y El era el hombre muerto Que no tenía una explicación de porque Tea no tenia su segundo cigarro. ¿Chasquear los dedos y conseguir con el poder de sus runas? [b]Nah[/b] Un guerrero muere en batalla antes de coger un atajo. Delante de aquella hermosa rubia se encontraba el Dios del Trueno. Quizá con tanto miedo que sería el dios de la chispita. Tenían una nueva ceremonia. Otra más. Hacia mucho que vivían allí pero siempre había un motivo para celebrar. Quizá él también algun dia tuviese un día. Yo que se. El día de llevar a Thor al trabajo. El día del Trueno. Algún día. Feliz Santa Thor. No, no lo iba a tener, pero soñar es gratis. Aunque no se debe abusar como siempre decía Tea. El ya tenía su traje puesto para batallar con ella. Un elegante trajecito negro con una corbata a juego. Un peinadito facherito y un afeitado dejado pero cómodo, de esos tan sexis que le encantaban a Tea. [b][color=darkred]Quizá deberías plantearte fumar de esos vapers de sabores que anuncian en la tierra. Quizá tengan uno que haga un sonidito para que no los pierdas. Probablemente si digo un quizá mas me arrancaras la cabeza. No se donde esta tu cigarro Que Dios se apiade de mi.[/color][/b] Estabamos ante el fin del Hombre Thor.[/i][/center][/size] [center][/center]
3 VOTOS
Elena-elenita7889Hace 1 año121
[center][/center]

[center][b][color=plum]Te lo voy a explicar,
fácil,
sencillo,
y rápido.[/color][/b][/center]

[center][size=12]Se movió primero.
Plantó su mano en su pecho y empujó. 
Cayó de espaldas en la cama con ella encima.
Y contoneó las caderas para frotarse con su miembro.[/size][/center]

[center][b][color=plum]Eres mi marido, no mi padre.
Quiero seguir pensando que me follo a mi marido,
no a mi padre.
Me quiero follar a mi marido,
no a mi padre.
¿Entiendes?[/color][/b][/center]

[center][size=12]Introdujo sus manos por el cuello de la camisa. 
Desabrochándola de un tirón.
Los dedos clavados en la piel de sus hombros. 
Atrapó sus labios entre sus dientes y le besó. 
En un beso devastador, exigente y crudo. 
Le reclamó, como al cigarro.[/size][/center]

[center][b][color=plum]Te he pedido el cigarro,
no tu opinión sobre los vapers.[/color][/b][/center]

Sacó sus manos de su camisa y resbalaron por sus costados hasta el cinturón. Tiró de él hasta dejar libre lo que sentía que se endurecía contra ella una vez más. Reclamó su boca de nuevo en un beso feroz. Con una expresión salvaje y posesiva. Sentada sobre él, el más leve baibén era agonizante. Apretada contra su cadera con el pulso a punto de desbocarse. Con un estremecimiento de anticipación a punto de recorrerles de arriba a abajo. Estaba alucinada con él, estaba enamorada de él. Tenía los te quiero tatuados en la piel y tallados en sus huesos. A él. Lo quería a él. Estrelló su pecho contra el suyo cuando dejó que se introdujera dentro de ella. 

Sus caderas se flexionaron y empujaron hacia abajo, dejando que llegase hasta lo más hondo. La sensación de él caliente y duro en su interior le arrancó un gemido deshilachado. 

[center][b][color=plum]Esto no va a durar mucho,
pero tú tampoco.[/color][/b][/center] 

[center][size=12]Quería un... No.
Lo necesitaba a él.[/size][/center]

Le besaría hasta quedarse sin aire. Se incorporó arqueando la espalda hacia atrás, adquiriendo un ritmo que se volvía frenético por momentos. Desbocado. Un ritmo perverso y salvaje que les llevaría a lo más alto. Ahogó un gemido en sus labios. Sus dedos apretaban contra la piel de su clavícula. No podía pensar, apretada contra su cadera. Una rápida espiral cosquillosa les recorrió de arriba a abajo. Y apretó la frente contra la suya cuando boqueó en busca de aire. Sus músculos se apretaron contra él, de un modo espasmódico, cuando todo su cuerpo se puso tenso y unos relámpagos corrieron por sus venas. Su gemido de placer se mezcló con sus besos mientras sus caderas bombeaban a un ritmo furioso y se avecinaban hacia el salvaje y descerebrado éxtasis que sacudió sus cuerpos enteros. 

Poco a poco la tensión salió de ella y licuó sus músculos. Se dejó caer a su lado, con su mano enredada en su pelo. Se apoyó sobre su brazo, incorporándose para besarle la frente. Estaba satisfecha, relajada y quizás aliviada de estar viva. Aunque en realidad seguía molesta por la perdida de su cigarro. 

[center][b][color=plum]No sé para qué cojones te has vestido tan pronto la verdad.[/color][/b][/center]

[center][size=12]Con la camisa desabrochada, 
los pantalones bajados, 
el cinturón Dios sabe donde, 
y ella con el pelo enmarañado.[/size][/center]

[center][b][color=plum]Y sigo muy enfadada,
por lo del cigarro.[/color][/b][/center]

[center][/center]
2 VOTOS
Crisgv13401Hace 1 año122
[center][size=12][i]Acarició su pelo.
Olía genial por la mañana.

No sabría describir el olor de Tea.
pero era el olor de Tea.
Ese tipo de olor que te atrapa y te envuelve.

Es ese tipo de olor sí.
Dejaría de respirar aire para seguir respirando ese olor.
Por toda la eternidad.

Aunque... ya era lo que hacían realmente.
Desde que se habían vuelto a ver después de 10 años.
Habían seguido como antaño.
Como siempre.

Nada había cambiado.
Gracias a Dios nada había cambiado.

Como podía ser posible que algo sentase tan bien.
No podía pensar con claridad.
Solo pensaba en Tea, Tea, Tea, no pares Tea.

Sabía como le gustaba, sabía como lo quería.
Bueno, que no sabía ella desde luego de él.

[b][color=darkred]Me he vestido para darte el placer de quitarme la ropa.
Te encanta abrir una y otra vez el mismo regalo.[/color]
[/b]
Pasó su otra mano por su mejilla.
Su tacto era increíble, como alguien podía llegar a hacerle sentir tan fuerte con solo un poco de contacto.
Esa pregunta ya tenía respuesta realmente.

Fue pasando hacia su oreja desde su mejilla para luego acariciar la parte posterior de esta.

[b][color=darkred]¡Anda, mira que tenemos aquí![/b][/color]

Era el esperado cigarrillo de su mujer.
Que buenas sorpresas das Thor, siempre salvando la vida en el último momento.

[b][color=darkred]Estas preciosa enfadada, estas preciosa siempre.[/b][/color][/size]

[size=12]Suena mítico ¿no?
Pero es que tenía ganas de decirselo todo el rato.
Tenía que decirselo mucho más.

Al fin y al cabo debía recuperar todo ese tiempo sin verse todavía.

[b][color=darkred]Si tengo que hacerte un truco de magia cada día para empezar así el día, yo firmo, de nuevo.[/b][/color][/size]

[size=12]Porque aunque podía parecer una broma, un cachondeo de los que ambos rubios tenían...
Thor firmaría volver a conocer a Tea.
Volver a enamorarse de ella como ya lo estaba.
Firmaría de nuevo sin dudarlo.[/i][/center][/size]

[center][/center]
3 VOTOS
Crisgv13401Hace 1 año123
[size=12][center][spoiler="."]https://www.youtube.com/watch?v=2sNbnTLC8Y0[/spoiler]

[i]Después de muchos años mi alma comenzaba a descansar tranquila.
[b]Tus palabras[/b] nuevamente [u]calmaron[/u] [b]mis pensamientos[/b].
[b]El[/b] estaba bien.
Estabas progresando [u]amigo mío[/u].

[u]Quizá tu vida no fuese ni estuviese siendo la más fácil.
No sabría como actuarías si recordases quien fuiste, o quien eres.[/u]

No entiendo ni yo mismo como sigo vivo.
Como sigo queriendo vivir después de todo.

Supongo que [b]sí[/b].
Me gusta jugar a ver cuanto tarda el gato llamado[b] destino[/b].
En pillarme como a uno de [b]sus ratones[/b].

[b][color=steelblue]Debía ser una bonita escena.[/color][/b]

Me habría gustado estar ahí, muchísimo.
Poder cenar todos.
[b][u]Felices[/u][/b].

Pero eso perturbaría[b] su equilibrio[/b].
Eso rompería [b]la paz[/b] que logré que ganase [b]su corazón[/b].

Me ajusté la venda.

Lo [b][u]esencial[/u][/b] ¿eh? 

Supongo que por eso estabamos aquí ¿no? 
Fallamos viendo lo esencial muchas veces.

O quizá [b]no[/b].
[u]Quizá seguimos aquí porque hemos acertado en la esencia de la vida.
Para seguir viviendo.[/u]

[b]Irónico[/b].
Alguien como tu[b] desnuda.[/b]
Pareciendo tan [b]humana[/b] delante de mi.
[u]Un desconocido que te trajó un día a alguien para que lo cuidases.[/u]

[b]Aceptaste[/b], pero después de tanto tiempo sigo preguntandome [u]el motivo[/u].
No puede ser solo por [b]bondad[/b], o porque te guste jugar a ser madre.
Tiene que haber [b]un motivo más[/b].

[u]Quizá ese es el motivo que me hace querer venir a verte cada vez con mas frecuencia.[/u]

[b][color=steelblue]Al final, es como funciona, las historias que se cuentan sobre alguien le definen como persona o entidad en tu caso.
Muchos te hablarían como si fueses una diosa.
Muchos otros te tratarían como tal.[/color][/b]

[b][color=steelblue]Si te sirve de consuelo.
Yo no te odio.[/color][/b]

¿Has conseguido lo que buscabas? 
[u]Siempre con algo en mente.[/u]
Como me había descrito el[b] Dios del Trueno[/b].

Además de una pequeña advertencia...
[u]Que no es momento de decir todavía.[/u]

[b][color=steelblue]¿Yo? ¿Qué hacía? Ya sabes.
Darle de comer a mi pececito, y a mi capibara.
Me encargué de que ninguna de ellas moleste a Iron por ahora al menos.[/color][/b]

Sonreí, supongo que contigo si me salía.
[u]Retazos de ese antiguo sentido del humor que solía tener contigo amigo mío.
[/u]
Alcé mi mano para mostrar que todo estaba bien con mi pulgar bien alto.

[b][color=steelblue]Gonna be okay, todo saldrá bien.[/color][/b]

Aunque era algo que ni yo mismo me creía.
[u]Pase lo que pase.
[/u]
[b]Iron[/b].
No te mueras.
[b]Eres mi mejor amigo[/b].[/i][/center][/size]

[center][/center]
3 VOTOS
Xheper3431
Hace 1 año124
Tras mucho rato sin comentar nada, los mejores amigos Denis gordisimo, Luke el chico callaito y Jack el emo del gorro llegaron a la entrada de las ruinas de Ashina. Solo que no se trataba de una entrada ni de unas ruinas precisamente. Se despidieron de sus compañeros y llegaron tras marchar en un portal creado por Jack, pues ese era su poder. Obviamente los demás seguirían discutiendo sus asuntos privados. Pero lo importante era lo que había delante de nuestro grupo actual: una dantesca escena acompañada de un sonido aún más dantesco. 


[Center][spoiler="Sonido"]
[/spoiler] [/center] Una especie de conejo extraño y extravagante yacía delante de la entrada de un parque. Se encontraba tocando nada más y nada menos que la gaita: un instrumento conocido por sus fuertes, apestosos y molestos sonidos que producía. Algunos lo llamarían "música", pero serían los mismos que afirmarian que Hogwarts Legacy no es una mierda. —[color=grey][b] ¡Oh, qué alegría y qué jolgorio! ¡Mis mejores amigos![/b][/color] — Exclamó la cosa conejil. Los presentes se encontraban algo desubicados. En la entrada de aquél lugar se podía leer un cartel: Parque Ashina. El escenario estaba lleno de flores y árboles bien verdosos. Desde luego, ruinas no parecían ser. El sonido de la gaita era tal que los bonitos pájaros que por ahí pasaban morían. Uno de ellos cayó encima del instrumento, llenándolo de sus sesos y restos. Estarán contentos los fans de la gaita. —[b] Deja de tocar eso, tío...[/b] — Dijo Jack, tapándose los oídos. —[b] Vas a hacer qué me quiera suicidar, Bad.[/b] El conejo malo, también cubierto de sesos de pájaro y de aparente nombre "Bad", o "Brad", como lo quieras llamar para que sea más ingenioso, dejó de tocar la gaita. —[color=grey][b] Pero, o sea, holy shit Jack. ¡Es música! ¿No te gusta la música? Llevo meses practicando. Mi dedicación está dando sus frutos. ¡Escucha ésta que he compuesto![/b][/color] — Antes de poder tocar de nuevo, Jack agarró la gaita y la tiró por un portal. —[color=grey][b] ¡NO! ¿TIENES IDEA DE CUÁNTO DINERO ME COSTÓ? ¡NADA, PORQUE LA ROBÉ![/b][/color] — Se lamentó el animal. Pero su extraña cara cambió al ver a Denis. —[color=grey][b] ¿Hm? Anda, si es...[I]este mendas[/I][/b][/color] Luke miró a Denis y luego a Bad. No parecían llevarse muy bien. Por parte de Bad, al menos. —[b] Mira...hemos venido a dar una vuelta. ¿Hay turistas? No es que importe, pero vamos... estaría bien saberlo.[/b] —[color=grey][b] Uh huh...[/b][/color] — Murmuró Bad, sin apartar la mirada sospechosa de Denis. —[color=grey][b] Hay peña dando vueltas y tal, pero nada del otro mundo. La zona inexplorada está más allá del santuario ese samurai. No pasan por ahí los turistas, así que...Ugh, oye....[/b][/color] — Bad se tocaba la cara como el emoji de WhatsApp de "pensando". —[color=grey][b] Denis....¿verdad? Tú y yo podríamos hablar un poco a solas...[/b][/color] Antes de poder acercarse más al gordo, Jack se interpuso entre los dos. —[b] No hay tiempo para tonterías, Bad. Hoy he tenido un mal presentimiento. Se está montando una gorda por algún lado y no estoy de humor. Luego de la investigación puedes hablar con quien tú quieras, pero ahora hay que centrarse.[/b] Bad miró a Jack con una expresión de cabreo para luego suspirar. Levantó la mano...o la pata...y entonces hizo aparecer un rotulador. Seguidamente, levantó la otra...extremidad...y apareció en ella un mapa. —[color=grey][b] Sí, ajá, sí. Así es. Así es como es. Es así y ya.[/b][/color] — Comenzó a dibujar encima del mapa varias indicaciones. —[color=grey][b] Pues sí. Mira. Aquí puedes entrar. Aquí no. ¿Fácil? No tanto. Es difícil. Muy difícil. Es tan difícil que me vas a necesitar.[/b][/color] —[b] No creo que haga falta, de verdad...[/b] —[color=grey][b] Sip. Es totalmente necesario y obligatorio para continuar. Así que...¡Felicidades! ¡Ahora estoy con vosotros![/b][/color] — Exclamó Bad, dando un salto de alegría. Encima de todos, comenzó a sonar una musiquita mientras un cartel azul apareció de la nada, citando: [Center][I]"¡B(R)AD RABBIT SE HA UNIDO A LA PARTY![/I] [spoiler="Sonido Acompañante"]
[/spoiler] [/center] —[b] Me rindo. Dame el mapa y avancemos.[/b] — Jack agarró el trozo de mapa que sujetaba Bad y avanzó en el parque. —[color=grey][b] ¡Sí, sí! ¡Vamos![/b][/color] — Gritó Bad, para luego volverse hacia Denis una vez más. —[color=grey][b] [i]Bienvenido al mundo del sida...[/I][/b][/color] — Susurró con un rostro realmente aterrador. —[color=grey][b] ¡AH! ¡Y hola a ti también, chico![/b][/color] — Al fin reparó en la presencia de Luke y lo saludó amigablemente con una sonrisa. =)
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Xeper1574Hace 1 año125
@Xhepher y @Elena-elenita.

[center][size=17][i][url=https://www.youtube.com/watch?v=JebbGVsLZKE&feature=youtu.be]Divergiendo la energía a los reactores.[/url][/i][/size][/center]
[center][/center]
[center][spoiler="Tema."]
[/spoiler][/center] [center][/center] [size=18]Uno...[/size] [center][size=20]...Dos...[/size] [/center][right][size=22]...Tres.[/size][size=1][color=white]xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx.[/color][/size][/right] [right][/right] [right][i]A menear la cresta, empieza la fiesta.[/i][/right] [right][/right] [center]— [i][size=24] [color=red]¡Arde![/color][/size][/i][/center] El todoterreno salió disparado como una especie de erupción volcánica. [right][size=14]Fuego, era puro fuego.[/size] [/right] Se había envuelto en tanto fuego, que sus ruedas derretían los escariosos caminos de la Lucera. Y tan veloz era que tras de sí teñía una estela carmesí. Algo muy curioso sucedió después, y es que de un momento a otro dejó de parecerse a un todoterreno, y los motores empezaron a rugir como una motocicleta infernal haría. Esto se debía a que el vehículo nunca era el mismo, y cambiaba de forma según le convenía. — [i][b]¡Apartad, frikis de mierda![/b][/i] —constató aquel quien lo conducía. [center][size=17]Michael Testiklar, [color=red][i]el escorpión rojo[/color].[/i][/size][/center] [center][/center] [right][size=15]El jinete agarró los manillares, les dio media vuelta, y se propulsó como una estrella fugaz.[/size][/right] A este ritmo, poco tiempo le tomaría a Michael llegar hasta su objetivo. Pero antes, una breve y sorpresiva conversación tuvo lugar con [i][color=grey]la viuda blanca[/color][/i], su compañera, que se sucedió tal que así: [size=14][b][i]El descendiente de Synd está a pocos kilómetros de ti. Es todo tuyo, Mike.[/i][/b] [/size] [right][size=14][i][b]¿Pichoncito? ¡Espérame, en seguida acabo y voy contigo![/b][/i] [/size][/right] [size=14][i][b]Eres jodidamente vomitivo...[/b][/i][/size] [center]— [i][b]¡Ya lo sé, muñeca![/b][/i] —lejos de ofenderse, pareció servirle de combustible.[/center] [center][/center] Y entonces, Michael volvió a propulsarse en una explosión de fuego, levantando un océano de polvo a su paso. Luego, en cuanto se disipó la humareda, descubrió que ya se encontraba en el precipicio del diablo, escudriñando a la lejanía un carromato tambalearse. Estaba tan cerca que incluso podía oler a esa sabandija de Vantis. De modo que introdujo una mano en las ruedas, mientras con la otra sostenía el manillar de la moto, y de ellas extrajo un látigo de fuego. [right][i]Y con ese látigo...[/i][/right] [right][/right] Aunque se mantuvo en silencio durante la disputa de sus acompañantes, lo cierto es que Egan estaba disfrutando del momento. No le hubiera importado acostumbrarse a todo aquello, si alguna vez las gentes de Villaconejo le hubiesen dado la oportunidad... Pero de pronto, el carromato se había inclinado abruptamente hacia adelante, por lo que el fénix se puso en pie de golpe. Y aún sobresaltado, agarró con ahínco las cuerdas y trató de equilibrar el vehículo, tirando forzosamente de ellas. [center][/center] — [i][b]¡Cuidado![/b][/i] —advirtió el Kyler, temiendo que llegasen a volcar. Sin embargo, Peludito era un carnero tan grande como un arce, así que hacerlo caer no sería tarea fácil. De todos modos, Michael no se dio por vencido y amenazó. — [i][b]¡Os voy a cocinar a la puta parrilla![/b][/i] —así que fiel a su palabra, volvió a extender el látigo de fuego. Y lo giró y lo giró, hasta convertirse en un ardiente remolino ígneo. [center][/center] [center]— [i][b]¿Alguna idea?[/b][/i] [/center] [center][/center]
EDITADO EL 11-03-2023 / 18:43 (EDITADO 6 VECES)
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Xhepher6734Hace 1 año126
Un escalofrío recorrió la espalda de Vantis, quien despertó, consternado. ¿Noel había comentado? Imposible. Mientras se recomponía... espera, ¿sabandija?

Con una rueda menos, el carromato se tambaleó bruscamente echando a perder las patatas que Ozara estaba a punto de hincar el diente. 

También echo a perder la ligera armonía que habían disfrutado hasta entonces, y cuando Vantis miró a sus adentros para averiguar si la llegada de [i]problemas[/i] enardecía su espíritu guerrero, no encontró una respuesta clara. No sabía si sentir repugnancia o excitación, pero el mejor luchador de la Orden no tenía ese título por quedarse sumido en sus pensamientos durante la batalla.

[center][/center]

— [b][color=#3EA99F]Entre resignación y melancolía, encontré mi resolución y valentía.[/color][/b]

Ozara, protege mientras tanto a las patatas y a Egan. En ese orden.

Es el momento de una escena de acción. Quiero música épica. ¡Coged el banjo!

[right][i]¿El banjo?[/i][/right]

¡El banjo!

[center][spoiler="Theme"]
[/spoiler][/center] [center][/center] Sin impulso ni aviso, saltó del carro en marcha y dejó que los vientos hiciesen su trabajo. Recorrió varios metros antes de caer al suelo y deslizarse por unos segundos antes de realizar un segundo salto mucho más potente, dejando un hilo de luz azulada que manchaba el aire por donde Vantis se movía. La persona menos perceptiva habría de extrañarse de ver al desarmado muchacho repentinamente con un cuchillo en cada mano, pero el ojo avizor pudo ver aquel infinitesimal instante cuando se materializaron de la misma nada entre sus dedos. Los lanzó con fuerza, disparados con la misma potencia que un cañón, dejando imperceptibles cráteres allá donde impactaban. Disparó los cuchillos arrojadizos sin demasiada precisión sabiendo que la mayoría no alcanzarían al motorista, confiando que sirviesen como fuego de contención mientras recortaba la distancia entre ambos, pero esperando con cierta esperanza tonta que algún puñal impactase en el cráneo del enemigo. Obviamente no fue así, la trama quedaría muy sosa, no no no, eso no es aceptable, Vantis y Michael se desplazaban inhumanamente rápido uno contra otro sabiendo que el inminente choque les iba a doler a ambos. Pero debía hacerse, por el espíritu de Lucky, primera asesina-Michaels. [right][i]¿Seguro que el banjo es música apropiada? Que sí, cierra la puta boca.[/i][/right] Y justo cuando el impacto era inminente, demasiado tarde para retroceder, se dio cuenta. — [b][color=#3EA99F]Mierda, he fracasado.[/color][/b] [center][/center] Una estrella fugaz cayó sobre la tierra, su presencia no concedía deseo alguno. En su ansia de ganar la iniciativa en la emboscada mediante un ataque directo, el riesgo de alejarse del carromato había terminado por ser el estrepitoso error que había sentenciado a Ozara y Egan nada más comenzar la batalla. Ahora, al final del camino, con un acantilado a la derecha y la pared de la montaña a la izquierda, el carro iba inevitablemente directo hacia el inmóvil recién llegado. [center] [size=14][b][color=#2554C7]Ah, [i]no es nada personal[/i]. Es solo que la muerte de sobre-humanos es demasiado beneficiosa para este mundo como para no aprovechar la oportunidad.[/color][/b][/size][/center] [center][/center]
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Takretm-1212219
Hace 1 año127
— [color=dodgerblue][b]Tal vez tu profecía sea solo una interpretación más de la mía. Ambas son caminos que llevan al mismo desenlace. Sea como sea, hay algo al otro lado que está esperando a actuar y dar carpetazo a la historia que hemos vivido, que nos ha precedido... y la que vendrá tras nosotros.[/b][/color] — Jhaos se levantó, observando a Sigmund. Recogió su yelmo y permaneció incrustando su mirada en el líder de la Orden. — [color=dodgerblue][b]Es una decisión difícil... pero entiendo que hay veces que la palabra no es el mejor arma para usar contra quienes no quieren escucharlas. Considero, Sigmund, que nuestra visión de cara al futuro y deseos de mejorar no solo Auralia, sino Broken Core y más allá de ello, es la misma. Pero no estoy dispuesto a demorarme en guerras que duren más de lo necesario, si hay que aplastar a aquellos de tu Orden que no estén conformes con la nueva unidad, o que simplemente no quieran dejar de lado las riñas internas para avanzar de cara al futuro, haré sonar toda alarma en Auralia para caerles con toda nuestra fuerza.[/b][/color] —

[center][/center]

— [color=dodgerblue][b]Quiero que mantengas un ojo encima de ese chico de tu Orden, ¿cómo era...? Ah, sí, Vantis. Sus "reuniones" en suelo de Auralia con otras naciones a expensas del conocimiento de la corona es sino una declaración de guerra, y me gustaría evitar que aumenten tensiones sin sentido. Dale una advertencia, o seremos nosotros quien se la demos.[/b][/color] — comenzó a marcharse. — [color=dodgerblue][b]Dicho esto, disfrute de La Crisálida y sus calles. Tiene lo que desee a su disposición, cortesía del rey.[/b][/color] —

Tenía que marcharse, los Vikars estaban también causando problemas y debía encargarse de ello. Diablos, tenía que manejar demasiadas cosas. Jhaos suspiró, aquel maldito universo solo estaba lleno de inútiles para si mismos.
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