De vez en cuando me gusta lamerle los dedos de los pies a mi novia (+18)

Buenas a todos, acólitos del Off Topic & Humor, hoy os vengo a relatar un pequeño fetiche que tengo en relación a las prácticas sexuales que mantengo con mi novia, y antes de que algún moderador salte sobre mí cual Dientes de Sable, no, no lo hago con el fin de "pavonearme" delante de mis coetáneos digitales. El motivo real para estar aquí y ahora escribiendo sobre mi vida amorosa se encuentra en que necesito vuestra ayuda para entender por qué de buenas a primeras, mi señora me ha prohibido seguir haciéndolo, ya que siendo honesto, a pesar de que el coito resulta satisfactorio, lo que me va es llegar con mi lengua a cada recoveco de sus pies, cada hendidura entre sus dedos o, con suerte, hasta donde su elasticidad me lo permita, y lamer hasta que mi boca no de más de sí. Sé que a unos cuantos de vosotros os podrá parecer un tanto extraña esta mi filia, pero lo cierto es que me gustaría mucho conocer vuestras opiniones al respecto y dar con algún consejo que me permita convencer a mi novia para que me vuelva a dar luz verde a chuparle sendos pies.

[b]Comencemos:[/b]

Hace un par de años, la suerte me sonrió cuando me dirigí a [url=https://www.ladolcecita.es]uno de esos locales de citas a ciegas[/url] al que un muy buen amigo mio llevaba meses deseando ir. Como no le convencía ir solo, decidí acompañarle puesto que estaba seguro de que al menos la experiencia valdría al pena. Al llegar, el sitio por el que yo aposté que no pasaría de ser un bar de tres al cuarto resultó ser un restaurante de lo más cool con precios sorprendentemente asequibles. Debo decir que la primera impresión fue más que satisfactoria, ya que si con las mujeres no nos iba bien, como mínimo la comida salvaría la noche.

Tras unos cuarenta minutos en los que, efectivamente, fui rechazado unas seis veces como me temía, me senté frente a una chica pelirroja de ojos almendrados y cristalinos cuya sonrisa al recibirme me dejó "hecho un flan". No entraré en detalles pero en cinco minutos logré conseguir su número y la promesa de que una vez terminara nuestra sesión de citas rápidas podría verla frente al local...., y así fue.

Esa noche fue el principio de una relación que en unos meses celebrará su tercer aniversario, y en todo este tiempo lo hemos pasado muy bien tanto en lo personal como en lo profesional, conmigo dedicándome a la gestión de contenido web para una de las mayores compañías nacionales de venta de médicos, y ella al diseño gráfico freelance. No puedo quejarme de nada con respecto a nuestra vida como pareja formal, pero en cuanto a lo "picante".... Hemos probado muchos géneros sexuales, de esos que salen en las pestañas de las páginas triple X, y aunque algunos han resultado ser más divertidos y excitantes que otros, en el último año me he aficionado y mucho a usar mi lengua hasta el punto en que como bien he dicho antes, me gusta más que el propio sexo.

Todo esto empezó cuando mi novia quizo probarlo y yo accedí, porque me parecía gracioso al principio. La cosa es que a ambos nos gustó la primera vez, y a partir de entonces nos aficionamos a nuestros roles. Debo decir que me sentía y sigo sintiendo a gusto haciendo de mascota, pero ella en este último par de meses me achaca el no parar de hacer esto cada vez que simple y llanamente quiere mantener una relación al pie de la letra. Yo ya le he dicho que es instintivo, que no es que solo piense en ello cuando nos decidimos a practicar el coito, pero lo cierto es que soy incapaz de pensar en ella y no querer lamerle los pies, no me quito la idea de la cabeza y estoy preocupado en que una tontería así pueda obstaculizar nuestras vidas ahora que, después de una fuerte reprimenda por su parte, me ha prohibido seguir haciéndolo.

Sí, es genial ponerme de rodillas, sustentar su pierna en alto y chuparle todo lo que se pueda chupar, desde la planta del pie hasta los pelitos de sus dedos cuando se le olvida depilárselos. Me encanta y excita hacerlo, pero siento que en esos momentos yo soy el único que disfruta del acto en sí y soy incapaz de quitarme de encima esta sensación de "egoísmo" sexual.

Os vuelvo a repetir que esta no era mi intención, podría hasta decir que esta filia ha germinado de forma natural dentro de m, pero me gustaría que alguno de vosotros me aconsejara para convencerla a ella de que disfrute conmigo a la vez que vuelvo a darle lo que quiere y necesita.

Por lo tanto, ¿algún consejo?