Un grupo de científicos españoles descubre el origen de los fantasmas

Existen eventos en la naturaleza que el ser humano lleva observando siglos y que por falta de una explicación científica, ha inventado leyendas a su alrededor para darles un sentido. Tal y como hicieron los vikingos con los eclipses, en el caso de los duendes o los fantasmas verdes que aparecían durante un momento en el cielo, después de una tormenta eléctrica, su aparición se relacionaba con apariciones espirituales o religiosas.

No fue hasta 1989, que los científicos han logrado categorizado a estos "fantasmas" verdes, conocidos también como GHOSTs (GreenisH Optical emission from Sprite Tops), como Eventos Luminosos Transitorios en la atmósfera. Estos fantasmas, que aparecen en la parte superior de otros fenómenos luminosos llamados espectros, se forman en la mesosfera (entre los 40 y los 100 kilómetros sobre la superficie) y están asociados a tormentas eléctricas. Su descubrimiento y denominación por Dave Sentman, quien los llamó "duendes" en honor a un personaje de Shakespeare, marcaron un punto de inflexión en nuestra comprensión de estos eventos atmosféricos.





Ahora, una investigación liderada por el Instituto de Astrofísica de Andalucía ha desentrañado más datos sobre la naturaleza de los "fantasmas" verdes mediante estudios espectroscópicos. Estos instrumentos, que se usan para fotografiar automáticamente los rayos de las tormentas, han servido para cazar a estos escurridizos fenómenos, ya que solo uno de cada cien duendes intensos genera un fantasma o espectro visible que se pueda captar.





Inicialmente, se pensaba que el oxígeno era el responsable de su coloración, pero el estudio ha revelado que las descargas de plasma, que ocurren a altitudes de entre 50 y 80 kilómetros después de tormentas eléctricas, son las causantes. Este descubrimiento contradice la teoría anterior y pone de manifiesto la complejidad de estos fenómenos.

A diferencia de las auroras boreales, los "fantasmas" verdes se originan no solo por la interacción de iones y oxígeno atómico, sino principalmente por la presencia de metales como el hierro y el níquel en la atmósfera. Estos metales, de hecho, no provienen del suelo sino que tienen origen extraterrestre. Proviene de los meteoros que entran en la atmósfera a gran velocidad, se desintegran a altas temperaturas y sus átomos quedan en suspensión.





Estos elementos, propuestos por primera vez en un estudio publicado en Nature Communications, son cruciales para comprender la formación de estos destellos. Este hallazgo, que modifica los modelos teóricos existentes sobre los TLE, es un testimonio de los avances científicos en nuestra comprensión de los fenómenos atmosféricos.





El descubrimiento de los "fantasmas" verdes y su composición química no solo actualiza nuestro entendimiento de los TLE, sino que también abre nuevas vías de investigación sobre el circuito eléctrico global del planeta. EAdemás, la caza de estos fenómenos, que requiere tanto pericia como suerte, continúa siendo un desafío para científicos y aficionados, demostrando que aún hay mucho por descubrir en los cielos sobre nosotros.