Datos cómodos, incómodos y morbosos sobre nosotros

Sabes absolutamente todo sobre tu cuerpo y la forma en que este funciona, ¿verdad? Es lo que a muchos nos gusta creer, pero la realidad es muy distinta. Ni siquiera el más eminente de los médicos es capaz de abarcar todas las peculiaridades de nuestro organismo. [b]Hoy te presentamos una lista con algunos datos cómodos e incómodos y sobre los que a muy pocos les gusta admitir su veracidad.[/b]




[size=27][b]No dejas de soltar flatulencias en el avión.[/b][/size]

Básicamente, nuestro organismo es una máquina de gases. Se estima que [b]un ser humano, en promedio, libera unas 10 flatulencias por día.[/b] Si tuviéramos la capacidad de reunir todo ese gas, tendríamos en volumen hasta un litro. Pero [b]existe un sitio que saca a relucir este superpoder: un avión.[/b] Si vuelas frecuentemente, ya debes haber notado cierta molestia abdominal cuando estás en las alturas. Esto sucede porque se altera la presión del aire.



Las botellas de agua también suelen inflarse a altitud crucero y vuelven a “marchitarse” una vez que el avión aterriza. Este mismo proceso tiene lugar en tu estómago.

Por esta razón, [b]los dispositivos de aire acondicionado de los aviones disponen de un potente filtro de carbón que tiene como objetivo atrapar toda esa pestilencia.[/b] Además, se estudia la posibilidad de cambiar el material de los asientos, para atacar el problema directamente desde la fuente.

Piensa en esto antes de almorzar un plato de frijoles con refresco cuando vayas a subir en un avión.


[size=27][b]Probablemente eres de los que se hurgan la nariz.[/b][/size]

[b]Esa manía de los niños por pasar todo el día con un dedo metido en la nariz no se va cuando crecemos[/b], esto según una investigación. En 1995, dos investigadores en los Estados Unidos decidieron analizar este hábito entre la población adulta. Corroboraron que [b]91% de los 1,000 voluntarios se hurgaron la nariz al menos un par de veces al día.[/b] Dos de ellos estaban tan dedicados a este hábito socialmente inaceptable, que les estaba afectando la vida profesional.



Otros estudios concluyeron lo mismo. Uno de estos [b]analizó el comportamiento de 200 adolescentes[/b] de una escuela en Bangalore, India, [b]y atrapó a un 100% de la muestra limpiándose las fosas nasales con frecuencia.[/b]

Si estás leyendo esto mientras te metes un dedo en la nariz, debes saber que no estás solo en este mundo. Eso sí, [b]límpiate el dedo antes de contaminar el mouse o teclado.[/b]


[size=27][b]Te atraen las personas con rostros parecidos al tuyo.[/b][/size]

¿Recuerdas la historia de [b]Narciso[/b], el griego que se enamoró de su propio reflejo y terminó ahogándose? Todos somos como ese sujeto. Los investigadores ya observaron [b]que tendemos a sentirnos atraídos por personas parecidas a nosotros.[/b] Es más, en la comunidad homosexual existe un fenómeno conocido como “[i]twinning[/i]”, donde una pareja se forma con dos personas muy parecidas físicamente.



En 1999, [b]un grupo de investigadores decidió analizar cómo funciona esta atracción por nosotros mismos.[/b] Solicitaron a hombres y mujeres que clasificaran rápidamente el nivel de atracción de los rostros que aparecían en una pantalla frente a ellos. Sin que lo supieran, uno de los rostros era el de ellos, con algunas alteraciones digitales para que pareciera del sexo opuesto.

Adivina lo que sucedió. [b][u]Casi todos señalaron que su propio rostro era el más atractivo de todos.[/u][/b]


[size=27][b]Disfrutas oliendo el sudor de tus amigos.[/b][/size]

Cuando estamos con otras personas, [b]de forma inconsciente las olfateamos en un intento por detectar sudor.[/b] Esto sucede por qué la transpiración porta sustancias químicas que muestran el motivo del sudor.



[b]Podemos transpirar por miedo, estrés, dolor e incluso por nerviosismo frente a una persona amada.[/b] La composición del sudor cambia según el motivo, y los investigadores creen que los diversos olores ayudan en la comunicación verbal.


[size=27][b]Bebes vasos enteros de flemas todos los días.[/b][/size]

Al mismo tiempo que encontramos cualquier fluido corporal ajeno completamente asqueroso, no parecen importarnos demasiado nuestras flemas. [b]Cada día bebemos alrededor de un litro de moco. Sí, mocos.[/b]



El tracto respiratorio es el responsable de producir un litro de este fluido todos los días, y todo ese pegote tiene que parar en algún lugar. Al interior de nuestra nariz existen pequeños cilios que empujan el moco a la parte posterior de la garganta. [b]Junto con esto viaja todo el polvo y microrganismos del aire, para que estos cuerpos extraños no alcancen el pulmón.[/b] Desde el fondo de la garganta nos tragamos ese moco.


[size=27][b]Tienes fantasías sexuales extrañas.[/b][/size]

Una investigación del 2014 en Canadá [b][u]requirió a 1,500 adultos para descubrir cuáles eran sus verdaderas fantasías sexuales[/u][/b] – más allá de aquellas estereotipadas que la mayoría suele declarar, como las “rubias de pechos prominentes”.



El resultado fue por demás interesante: [b]un 80% fantasearon con tener relaciones en un sitio diferente. Más de la mitad de las mujeres y dos de cada tres hombres fantasean con tener relaciones en público, mientras que más de la mitad de ambos géneros desean ser dominados.[/b] Quizá esto explique por qué libros como “[i]Cincuenta sombras de Grey[/i]” tienen tanto éxito.

Casi dos terceras partes de los varones se entusiasmaron con la idea de ver a alguien desconocido quitándose la ropa sin saber que lo están observando. Casi la mitad de las mujeres admite emocionarse con la idea de tener relaciones con más de tres personas a la vez.

Pero tranquilos que todavía no llegamos al meollo del asunto. [size=20][b][u]Casi un 45% de los hombres se ha imaginado en la cama con otros hombres[/u][/b][/size], aunque solo un 3.6% se identificó como homosexual. Además, un 25% dijo sentir atracción por la idea de mostrar sus partes íntimas en un lugar público.

Por otro lado, [size=20][b]33% de las mujeres del estudio se mostraron atraídas por la idea de ser forzadas a tener sexo, y a un 41% le gustaría atar a alguien para sentir placer.[/b][/size]


En resumen, muy probablemente un cúmulo de ideas sumamente extrañas ronden por tu cabeza, de la misma forma que sucede con la mayoría de personas a tu alrededor.


[size=27][b]Probablemente odias a algunos “amigos”.[/b][/size]

Los estudios han mostrado que tener lazos sociales fuertes con personas más allá de la familia puede resultar mejor para la salud que dejar de fumar. Sin embargo, [b]una cosa extraña sobre la humanidad es que también disfrutamos teniendo cerca a la persona que odiamos. [u]Es decir, amamos odiar[/u].[/b]



Se les conoce como “[b]relaciones ambivalentes[/b]”. Según Julianne Holt-Lunstad, de la Universidad Bringham Young, en Utah, Estados Unidos, alrededor del [b]50% de nuestra red de contactos está conformada por personas que amamos y odiamos al mismo tiempo. “Es extraño encontrar una persona que no tenga al menos una relación ambivalente[/b]”, dice Julianne.

El problema es que la convivencia con estos “enemigos” acarrea problemas a nuestra salud, como el aumento en el nivel de estrés y la hipertensión.


[size=27][b]Seguramente te has comido las uñas.[/b][/size]

[url=https://www.bbc.com/future/article/20140710-why-do-we-bite-our-nails]Una investigación[/url] reveló que un 50% de los adolescentes se comen las uñas, y que la mayoría hemos tenido este hábito al menos durante un periodo de nuestra vida. En general, los niños y adolescentes tienden a presentar una mayor cantidad de comportamientos compulsivos que los adultos. Un estudio de la década del 90 encontró que 30% de los niños se comen las uñas.



Y [b]el hábito puede ser contagioso.[/b] Los niños que conviven con adultos que hacen esto tienen más posibilidades de adquirir el hábito. Otros especialistas creen que los niños hacen esto cuando se dan cuenta que son muy grandes como para chuparse el dedo, y que aún no están listos para desechar esa sensación de confort que les produce tener algo en los labios.


[size=27][b]Duras menos en la cama de lo que te gustaría.[/b][/size]

¿Cuál es tu tiempo ideal para una buena sesión de sexo? ¿Dos horas? ¿45 minutos? Este es el tiempo que a la mayoría de las personas les gustaría dedicar a la actividad, pero una rutina pesada y cuerpos sedentarios no permiten una maratón de este tipo. [b]En promedio, el sexo dura apenas 15 minutos.[/b]




[size=27][b]Quizá un parásito te está controlando.[/b][/size]

¿Cómo te sentirías si un día descubres que toda la vida no has estado al mando de tus decisiones? ¿Es algo poco probable, no? Piensa de nuevo. Un estudio sugiere que [b]33% de los seres humanos podemos tener un parásito que influencia nuestro estado de ánimo.[/b]


Toxoplasma gondii

Los parásitos que controlan a sus huéspedes ya se conocen en el mundo animal, como [url=https://www.abc.es/ciencia/20140520/abci-gusano-parasito-mantis-201405201147.html]el caso del gusano de crin[/url], que hace que su huésped, la mantis religiosa, busque agua y se ahogue para que el parásito pueda salir.

Y esto mismo podría estar sucediendo con otros parásitos en los seres humanos. Un estudio de 2006 reveló que [b]el [i]Toxoplasma gondii[/i] puede alterar nuestra sensación de culpa y afecto[/b] – partes importantes de la personalidad de un individuo. Los ratones infectados mostraron una supresión del miedo.



[url]https://www.bbc.com/future/article/20130328-the-mind-bending-enemy-within[/url]

[spoiler="Toxoplasma gondii"]....Y los humanos, de los cuales un tercio puede estar infectado con Toxoplasma gondii, podrían tener tendencias similares (perder el miedo, en lugar de sentarse felizmente en una habitación con un gato). Un estudio de 2006 , por ejemplo, sugirió que la infección podría causar cambios de personalidad sutiles pero significativos, que podrían afectar todo, desde la culpa, la inteligencia y el afecto. El autor incluso plantea la cuestión de si la criatura ha influido en la cultura humana.     

Lo que nos lleva de vuelta a The Host. Hay un poco más en la película que solo una actuación parasitaria y, al estar basada en una novela de Stephenie "Crepúsculo" Meyer, también hay espacio para montones de complicada geometría romántica mucho más allá de extraños triángulos amorosos, con personas y sus almas cayendo juntos o juntos. por separado para otras personas y/o sus almas. Dije que era complicado.

Si The Host se hubiera hecho hace algunas décadas, podría haberse tomado como una parábola apenas velada sobre la amenaza del comunismo: un primo pobre de la más grande de las películas de invasión extraterrestre, la invasión original de 1956 de los ladrones de cuerpos (que, para el registro , todos los involucrados siempre han insistido en que era solo un thriller, nada más). Hoy en día, aunque la propia Meyer afirma que un tema clave es aprender a amar los cuerpos en los que estamos, algunos han visto a The Host como un eco de las preocupaciones contemporáneas sobre el uso excesivo de drogas que pueden calmarnos o animarnos, pero también dominan nuestras personalidades. como nuestras angustias. Otros lo ven como una enfermedad mental y decadencia, y el temor de que nuestro yo se escape de nuestro cuerpo. Y eso es todo antes de que, en el momento de escribir este artículo, la película se haya estrenado. 

Incluso en manos de Andrew Niccol, el escritor/director responsable de ciencia ficción tan estimulante como Gattaca y The Truman Show (y más recientemente, pero con menos eficacia, In Time), no estoy seguro de que The Host sea capaz de soportar el peso. de todas esas posibilidades. En su mayoría, es solo un romance de ciencia ficción para adolescentes con un mensaje de amor que conquista todo. Pero quizás todas estas interpretaciones y extrapolaciones revelen otra relación parasitaria, aquella en la que distintos públicos se meten en las películas y encuentran en ellas lo que necesitan para alimentarse.][/spoiler]