Dorothy Eady: "la egiptóloga que creía ser una sacerdotisa egipcia reencarnada"

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[size=16][color=#0B2F3A][b][i]Vimos hace unos días atrás [url=https://www.foro3djuegos.com/comunidad-foros/tema/54146816/0/el-nino-que-reencarno-de-una-mujer-afro/]el caso del niño que reencarnó de una mujer afro[/url], en ese tópico quizás comprobar los sucesos pudo ser más sencillo ya que la "segunda oportunidad" a la vida era más reciente y había muchos más datos para corroborar. ¿Pero que pasa cuando esta vuelta se da miles de años después?

A pesar que nunca quedó en claro, Dorothy Eady no terminó de afirmar quien era en el pasado si una sacerdotisa egipcia o el mismo faraón Seti I que ambos vivieron por los años 1300/1200 a.C., comprobarlo era imposible ya que ni los mejores arqueólogos podían desmostrarlo. Pero Dorothy con el correr de su vida demostró porqué su reencarnación fue real convirtiéndose en una de las guías de la arqueología de su país más importantes de todos los tiempos, con muchos criticándola descreyendo de su historia, sola fue capaz de dar a luz su pasado.

Veamos su vida a continuación.[/i][/b][/color][/size][/center] 

[size=18][color=#2E3B0B][b][i]R[/i][/b][/color][/size]eencarnación del Antiguo Egipto. Suena interesante, pero… ¿Es posible? Obviamente, para quien cree sí. Para quien no, resulta mucho más difícil poder explicar lo que le ocurrió a [color=darkred][b]Dorothy Eady[/b][/color], una chica nacida en Inglaterra en 1904. Tenía apenas tres años cuando cayó por las escaleras de su casa y se dio un golpe tan fuerte que quedó inconsciente. El médico de la familia la atendió de inmediato, [color=red][b]declarándola muerta[/b][/color]. Al volver, una hora después, para comenzar los arreglos del cuerpo, [b]su sorpresa fue mayúscula al encontrarse a Dorothy jugando, tan tranquila[/b].

Para ese momento a nadie le pasó por la cabeza la idea de que [b]la pequeña podría ser la reencarnación de[/b] [color=#3B0B0B][b]Omm Seti[/b][/color], así que lo realmente raro vino después. La pequeña Dorothy Eady comenzó a tener sueños recurrentes. Hablaba de un edificio muy grande con columnas, y a menudo lloraba pidiendo “ir a casa”. Un buen día, un año después de aquel accidente, sus padres la llevaron al Museo Británico. La pequeña, de escasos 4 años, [color=blue][b]al entrar en las salas egipcias se soltó de su madre y corrió al pie de las grandes estatuas para besarles los pies[/b][/color].

Contentísima, decía que ésa era su casa y su gente. A partir de allí, mostró un interés creciente por Egipto y su cultura. En el propio Museo recibió de [color=darkred][b]Ernest Wallis Budge[/b][/color] las nociones para leer jeroglíficos. Comenzó a estudiar Egiptología hasta 1930, fecha en la que logró viajar al país africano. Allí se casó con un estudiante egipcio con quien tuvo un hijo, al que llamó Seti. Sería quizás el momento clave en la construcción de la leyenda de que Dorothy Eady representaba la vuelta a la vida de una figura egipcia. Para ella misma fue variando entre ser la reencarnación de Omm Seti, pues a partir del parto comenzó a llamarse a sí misma de esta forma. [color=green][b]También llegó a creerse la reencarnación de la sacerdotisa Bentreshyt[/b][/color].

[center][size=19][color=#DF7401][b][i][u]La reencarnación de Omm Seti o de la sacerdotisa Bentreshyt[/u]:[/i][/b][/color][/size]
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Dorothy Eady fue una mujer sin duda peculiar, tomada por las leyendas de la antigüedad más profunda. Recién dada a luz de su único hijo, defendió ser la reencarnación de Omm Seti, pero al tiempo [color=purple][b]se identificó también con la figura de Bentreshyt, sacerdotisa y sirvienta de la corte de Seti I[/b][/color], hijo de Ramsés I y Sitra y segundo faraón de la dinastía XIX. La parte más interesante es que, además de sacerdotisa, la historia de Bentreshyt revela que era también amante del faraón, y según escribe en sus diarios, tuvo encuentros amorosos nocturnos con Seti I.

[center][size=19][color=#DF7401][b][i][u]El avance de su carrera como egiptóloga[/u]:[/i][/b][/color][/size]
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El matrimonio de Dorothy Eady, del que nacería su único hijo, fue bastante breve. Luego de separarse se mudó a la ciudad de Abidos, donde vivió desde 1954 hasta su muerte en 1981. Allí trabajó con los egiptólogos [color=darkred][b]Selim Hassan[/b][/color] y [color=darkred][b]Ahmed Fakhry[/b][/color], demostrando una gran pericia y extraordinarios conocimientos. Fue la primera mujer empleada en el Consejo Supremo de Antigüedades egipcio, donde se desempeñó como asistente de investigación arqueológica.

Dorothy Eady, la reencarnación de Omm Seti o de la sacerdotisa Bentreshyt, no era una mujer desquiciada o loca. Todos los que trabajaron con ella durante décadas jamás la catalogarían de esa manera. Era perfectamente cuerda para todos, aparte del hecho de que insistía en ser una reencarnación del Antiguo Egipto. Era impresionante, porque [color=darkblue][b]sus descubrimientos arqueológicos los hacía, según ella, basándose en su memoria, y no en intuiciones o investigaciones[/b][/color]. Por supuesto que sus colegas no le creían, dudaban de su historia, pero [b]los descubrimientos apabullantes los dejaban sin palabras y sin argumentos[/b]. Luego de las consabidas burlas, dejaron de juzgarla y guardaban un sabio silencio.

[center][size=19][color=#DF7401][b][i][u]Misterios difíciles de explicar sobre los hallazgos de Dorothy Eady[/u]:[/i][/b][/color][/size]
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Hablar de si existe la reencarnación o no es un tema de enorme polémica, en el que no queremos profundizar en este momento. Pero en el caso de Dorothy Eady hay realidades cuya explicación escapa a toda racionalidad. La que creyó ser la reencarnación de Omm Seti, o de la sacerdotisa Bentreshyt, [color=blue][b]fue capaz de localizar con exactitud un jardín adjunto al antiguo Templo de Seti I[/b][/color]. Omm Seti insistía en que el mencionado jardín era real –aunque para un egiptólogo es bien sabido que la mayoría de los templos egipcios ostentaban tales jardines–, y fue capaz, contra todo pronóstico, de ubicar el lugar exacto donde había que hacer las excavaciones y donde encontrarían las ruinas.

Asimismo, predijo que se encontrarían con un túnel por debajo de la parte norte del templo, el cual consiguieron en una siguiente excavación. [b]Todos estos sucesos no se justifican ni en el más estudioso de los egiptólogos[/b]. Hasta ahora, una de las últimas afirmaciones de Dorothy Eady (“debajo del templo de Seti I hay una bóveda secreta que contiene una biblioteca con registros históricos y religiosos ocultos”) aún no ha sido confirmada. Lo cierto es que el templo de Seti I en Abidos fue el mismo que ella vio en sus sueños infantiles.

[url=https://supercurioso.com/dorothy-eady/]Fuente[/url]

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