Samuel Little: muere a los 80 años el "mayor asesino en serie de la historia de Estados"

Fichas policiales de Samuel Little difundidas por el FBI EFE


El FBI pide ayuda para identificar a las víctimas de Samuel Little tras confesar 93 asesinatos

Samuel McDowell, más conocido como Samuel Little, ha muerto a los 80 años. El hombre considerado el asesino más sanguinario de la historia de Estados Unidos ha fallecido en un hospital californiano, según ha constatado en un comunicado el Departamento de Correcciones y Rehabilitación del estado. 

Cumplía tres cadenas perpetuas por el asesinato de tres mujeres, aunque él mismo reconoció años más tarde que había matado a mucha más gente. Un total de 93.




Fue justo hace dos años cuando Samuel Little confesó que la lista de sus crímenes era mucho más amplia de lo que se pensaba. Al principio parecía que eran invenciones suyas o demencia de anciano, pero ofreció tantos detalles que el FBI se puso a investigar. Ya han podido confirmar la validez de más de medio centenar de esos asesinatos. Sus víctimas favoritas eran las mujeres pobres o con adicciones.

Las autoridades penitenciarias todavía no han desvelado la causa del fallecimiento del criminal. Permanecía en prisión del condado de Los Ángeles desde 2014, cuando fue condenado por tres asesinatos en esa ciudad cometidos durante la década de los 80. Aquello era solo la punta del iceberg, ya que durante varias décadas campó a sus anchas acabando con la vida de decenas de personas.



The New York Times publica, tras consultar con un portavoz del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, que no hay señales de una muerte violenta. La agencia Associated Press, por su parte, señala que el asesino tenía diabetes, problemas cardíacos y otras dolencias no especificadas.

Little fue asesinando a inocentes desde 1970 hasta 2005. Gracias a los casos que el FBI pudo comprobar se pudo añadir a su condena la responsabilidad de al menos ocho crímenes. Los restos de ADN no dejaron lugar a duda de su implicación.



El sanguinario fue detenido en septiembre de 2012. Lo cazaron en un albergue para personas sin hogar en el estado de Kentucky y lo trasladaron a California. Por aquel entonces sólo se le buscaba por delitos relacionados con las drogas. Una vez en Los Ángeles le tomaron unas muestras biológicas y pudieron vincular su ADN con el asesinato de tres mujeres entre 1987 y 1989.

Aquellas primeras víctimas que le descubrieron murieron de la misma forma: estranguladas. Luego abandonó los cadáveres en lugar poco transitados. Una en un callejón, otra un vertedero y la tercera en un garaje. Se le sentenció a tres condenas de cadena perpetua y el FBI continuó su investigación para ver si él estaba detrás de más casos sin resolver producidos con el mismo modus operandi.



La policía federal encontró un “alarmante patrón y nexos” con otros crímenes similares que habían quedado impunes. La mayoría de las víctimas eran mujeres vulnerables o marginadas que se dedicaban a la prostitución y eran adictas a algún tipo de droga. Muertes que en ocasiones ni se llegaban a investigar. Blancas, negras y latinas, no tenía preferencias. La mayoría eran jóvenes, con labios brillantes y ojos grandes.

Todo cambió en 2018 cuando el FBI pensó que Little podía estar detrás de un asesinato que tuvo lugar en Texas. Fueron a entrevistarse con él en prisión y accedió a cooperar a cambio de un traslado penitenciario. “Repasó ciudades y estados. Entregó a los ‘rangers’ el número de personas que había matado en cada lugar. Jackson, Misisipi, Cincinnati, Ohio, Phoneix, Arizona, Las Vegas, Nevada…”, narró el FBI hace dos años.

Era tal el grado de detalle que guardaba Samuel Little sobre sus crímenes que fue capaz de dibujar los rostros de sus víctimas. Muchos de esas ilustraciones se daban un aire a mujeres que habían muerto sin saber quién las había asesinado. Su testimonio contando cómo las había matado fue terrorífico, pero la memoria le falló al no recordar las fechas y la cronología de los crímenes.

Durante sus confesiones dejó claro que no se arrepentía de sus crímenes. “¿Si Dios me ha hecho así, por qué voy a pedir perdón?”, llegó a preguntarle a los investigadores. 


Imagen de archivo sin fechar que muestra a Samuel Little EFE

De confirmarse todos los asesinatos que ha confesado se convertiría en uno de los asesinos en serie más sanguinarios de la historia. Ya lo es de Estados Unidos tras haber superado las 49 muertes de Gary Rigway, el asesino de Green River.

Su estilo de vida nómada le facilitó cometer asesinatos en diferentes lugares de Estados Unidos sin que pudieran relacionarlos unos con otros al momento. Además, su historial sanguinario empezó antes de que la criminología adoptase el ADN y eso ayudó a que no dieran con él.

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